La Gunguna

El Gunguna es Santa Elena (uno de los loas del vudú dominicano). Como nombre de pistola 22, se traduce en este filme que arrastra todo un conglomerado de acciones orientadas a la psiquis del público. Su mundo empieza en la propaganda valiéndose…

El Gunguna es Santa Elena (uno de los loas del vudú dominicano). Como nombre de pistola 22, se traduce en este filme que arrastra todo un conglomerado de acciones orientadas a la psiquis del público. Su mundo empieza en la propaganda valiéndose de herramientas que generan sensación de calidad (nunca antes hecho en RD). Un microcosmos de coyunturas que llevan a enfoques anímicos sobre lo que es y no es cine. Surgen azarosas comparaciones que, sin querer, avasallan las condiciones competentes de director y guionista, cuando se les semeja con los grandes; por suerte, en los creadores del filme esas comparaciones no hacen mella. Pues bien, si se somete el filme a un escrutinio cruel, se le apuntaría como narrativa pastiche en clave farsesca. Sin embargo, la dirección se aleja de ese usual analfabetismo funcional que arropa de pies a cabeza al cine dominicano. ¿Cómo ocurre esto? El universo del filme pinta que para los de “arriba” la Gunguna es un fin, en tanto para los de “abajo” es un medio. Muestra la verticalidad del crimen organizado. Usa estética afincada en el video-clip con narrativa frenética, manifiesta narración abreviada y nada didáctica (salvo disquisiciones indirectas sobre la pistolita); los elementos de la trama se explicitan de modo despiadado. El vaivén complejo del montaje, con fuerte influencia de escenas tensas, es calmado con diálogos sarcásticos valiéndose de frases desvariadas en esas circunstancias límites. Se mantiene buen ritmo, que más que edición, es apropiado montaje de las escenas donde cada una lleva a la siguiente (pero ocultando la historia) -si te descuidas y apartas los ojos de la pantalla te jodes porque se te va el hilo-. Aunque irradia expectación y simultaneidad, la historia quedó abajo. Eso ocurre porque el filme es dirigido a un público que demanda acción frenética de cortes vertiginosos y estética de videoclip, casi como un anuncio publicitario. El valor de la dirección supo sortear esos gustos y entrega intensidad dramática a partir del único personaje desarrollado, Montás, el obrero de la construcción, con el que sintetiza la condición crítica de los de abajo, sin categorizarlo como héroe o víctima sino que -poniendo el dedo en la llaga- lo hace reo de un sentimiento de inhabilidad perezosa muy propia del estatus sociocultural presente en el pueblo dominicano, vale generalizar. l
HH H H Dirección: Ernesto Alemany: Guión: Miguel Yarull Duración: 93 minutos

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas