La actitud respecto del valor de la vida humana entre las fuerzas que se opusieron durante las rebeliones ocurridas en la colonia francesa de Saint Domingue parece haber sido siempre la del exterminio del oponente. El primer proyecto de exterminio fue ensamblado por François Makandal, verdadero precursor de la revolución por la libertad en América, que en 1758 estuvo al tris de lograr su objetivo último, la eliminación del hombre blanco en Saint Domingue mediante el envenenamiento de las fuentes de agua potable, 23 años antes del inicio de la rebelión de 1791 que desemboca en la creación de Haití.
Esa misma actitud puede inferirse del relato de James Barskett sobre la rebelión de Vincent Ogé –a quien llama James Ogé, un rico mulato cuyo ingreso a la sociedad Amis de Noirs fue auspiciada por el Abad Gregoire, Jacques Pierre Brissot, el Marqués de La Fayette y Maximilien Robespierre, membresía que lo llevó a convencerse de que tenía posibilidades reales de hacer valer sus derechos de igualdad ciudadana en Saint Domingue.
Con el auxilio de sus hermanos y de otro mulato, Jean Baptiste Chavannes, a quien Barskett nombra Mark, inicia el proceso de reclutamiento de aliados para reclamar tales derechos. Señala Barskett: “Inducido a creer que toda la gente de color en las islas estaba lista para levantarse contra sus opresores; y de que nada faltaba excepto un líder discreto que las encaminara, /(Ogé) determinó proseguir hacia Saint Domingue; y para tal propósito la sociedad le procuró el rango de teniente-coronel en el ejército de uno de los electores alemanes. La principal dificultad era la exportación de armas y municiones desde Francia sin provocar la noticia en el Gobierno ni despertar sospecha de las plantaciones…”. Se le recomendó conseguir las armas y los pertrechos en los Estados Unidos, lo que hizo, a pesar de que como señala Barskett, “todo su proyecto… era de conocimiento público en París desde antes de su partida, y (de que) noticias del esquema, e inclusive un retrato del mismo Ogé fueron transmitidos a Saint Domingue, mucho antes de su llegada a la isla el 12 de octubre de 1790”.
El campamento de Ogé se localizó en Grande Riviere, a unos 22 km de Cape François, y era manejado por sus dos hermanos y por Jean Baptiste Chavannes, quienes apenas lograron reclutar unas doscientas personas. También hace crítica Barskett de que en contraste con Ogé, persona comedida, sus asociados eran “gente que cometió muchos asesinatos y ejercieron severos despotismos de una crueldad sin vacilaciones”, y cuenta del caso de un mulato candidato a ser incorporado al grupo, que señala a sus hijos pequeños y a su esposa para apoyar su deber de mayor prioridad. En vez de aceptar su excusa, él, junto con toda la familia, fueron masacrados.
La rebelión de Ogé fue un rotundo fracaso, siendo la última tentativa de rebelión de las anteriores a la ejecución del proyecto de Dutty Bookman.