El pasado domingo, 25 de septiembre de 2016, se cumplieron 53 años del derrocamiento del gobierno constitucional de Juan Bosch. En ese sentido queremos recordar que uno de los principales propósitos de Bosch al llegar al país, el 20 de octubre de 1961, fue educar al pueblo dominicano para que pudiera avanzar en la construcción de su propio destino y su propia identidad; así como superar la pobreza y transitar el camino del desarrollo y la democracia, para la cual se requería una conducción política correcta.
Para ese propósito, entendía, era necesaria la creación de un sistema educativo basado en oportunidades iguales para todos y todas, como fuerza motriz para el desarrollo nacional.
El Maestro estaba seguro de que en la educación está la garantía de una vida con calidad, porque facilita un empleo mejor, despierta una tendencia al bienestar, moviliza a las personas al continuo progreso y proporciona a los ciudadanos y ciudadanas las herramientas necesarias para que desarrollen capacidades, que puedan ser aprovechadas en procura de integrarse y aportar activamente en una sociedad basada en el conocimiento.
En esa perspectiva, las concepciones políticas de Bosch estaban basadas en una construcción histórica, del más alto contenido ético y social, en el que la educación juega un papel de especial relevancia. Estaba convencido de la necesidad de crear en los dominicanos y las dominicanas, una conciencia social y política que les permitiera construir una sociedad democrática en la que pudiéramos alcanzar un desarrollo humano pleno, en el marco del ejercicio de la soberanía nacional y la libertad individual y colectiva.
Sin dudas, su proyecto principal, en el ejercicio del poder, era ayudar al pueblo dominicano a recuperar su identidad, articulada a un proyecto de nación que garantizara un ejercicio ciudadano democrático de derecho, en el más alto sentido: económico, social y político; utilizando la educación y la creación de una conciencia colectiva como medios esenciales para ese propósito.
Para el Maestro, la clave para el éxito del proyecto país que pretendía impulsar era la educación y la formación en valores, donde el Partido Político se convierte en el instrumento que articula la conciencia ético-social con la acción comprometida de la ciudadanía hacia la transformación de la realidad.
Como podemos apreciar, el derrocamiento del gobierno de Juan Bosch, el 25 de septiembre de 1963, no sólo cambió el curso de la historia, sino que impidió que se hicieran realidad los más avanzados derechos que en todos los ámbitos pretendía impulsar con su obra de gobierno y que fueron incluidos en la Constitución de 1963.
Ojalá, que los jóvenes que asisten en la actualidad a los centros educativos del país, tengan la oportunidad de evaluar con objetividad el gran retroceso que implicó para el pueblo dominicano, el derrocamiento del gobierno de Juan Bosch.
Las fuerzas nacionales y extranjeras que materializaron del Golpe de Estado de 1963 lograron sacar a Bosch de la Presidencia de la República, pero no consiguieron borrar de la conciencia del pueblo dominicano el anhelo de construir una sociedad sin el flagelo de la pobreza y verdaderamente democrática. Los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) han posibilitado avances significativos, pero aún nos quedan tareas pendientes en ese sentido.
