El dominicano es gente buena, siempre dispuesto a conversar de los problemas que le aquejan. Digo esto, porque han sido muchas las veces que el presidente Leonel Fernández ha encabezado diálogos populares y muy poco han sido los resultados de esos encuentros.
Sin embargo, los comunitarios siguen gastando su tiempo y su energía para llenar los espacios donde los convoca la Presidencia, sin que se les permita participar, como ocurrió este lunes en Gualey.
Que falta de respeto tuvieron los funcionarios con decenas de dirigentes comunitarios de los barrios de la circunscripción número Tres del Distrito Nacional, que salieron de su trabajo temprano, que gastaron el fin de semana en preparar documentos con la lista de las necesidades que tienen sus barrios, pero luego solo se les permitió hablar a voceros de Barrio Seguro, que son empleados del Ministerio de Interior y Policía.
Pero, esa situación no es exclusiva del Gobierno, muchos alcaldes se han burlado de ese interés de participar que tiene la ciudadanía y en esa misma circunscripción Tres lo ha hecho el alcalde Roberto Salcedo, cuando ha convocado a decenas de asambleas para discutir obras del Presupuesto Participativo, que nunca han sido ejecutadas. La mayor muestra de ese uso burdo que dan las autoridades locales a los mecanismos de participación, a mi entender, pasó en Santo Domingo Norte, en la gestión de Jesús Féliz, donde se realizaron 227 asambleas, se consensuaron 645 proyectos y sólo fueron ejecutadas 13 obras.
Pero la gente sigue confiando y ahora asiste a las reuniones que convoca el alcalde Francisco Fernández, quien desde que llegó a la alcaldía inició la discusión de pequeñas obras y a muchas comunidades luego les ha dicho que sus iniciativas no califican para ser desarrolladas a través de ese mecanismo.
Me refiero a esos casos solo para mostrar de lo que son capaces los políticos y de cómo los ciudadanos siguen confiando y perdiendo su tiempo.
Lo que se espera es que el cansancio de la gente, de no ver sus aspiraciones cumplidas, se traduzca en una lección a esos políticos, dejándolos fuera de los estamentos de poder.
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