Nuestra economía en los últimos años ha mantenido un ritmo mayor de crecimiento que las economías de los países del área. Sin embargo, la población se queja de no percibir ese crecimiento, los niveles de redistribución no son cónsonos con las cifras de PIB e incluso se llega en algunos medios de comunicación y en las redes sociales a dudar de los datos del Banco Central.
Empezaría por decir que no dudo de la veracidad de los mismos, nuestro problema está en que nuestro crecimiento se debe en gran medida a una empresa que pesa mucho en nuestra economía. Veamos su efecto en nuestras exportaciones.
Nuestras exportaciones reflejaron un crecimiento del 5.2% durante el año 2014. No obstante, este crecimiento se debió a las ventas de Barrick Pueblo Viejo y también las empresas de zonas francas.
Exportaciones tradicionales, las agrícolas, agroindustriales e industriales sufrieron una caída del 1.7% con relación al año 2013. Caída que puede ser peor este año para las exportaciones agrícolas debido a la veda de muchos rubros como resultado de la mosca del Mediterráneo.
El oro representa el 34% de las exportaciones nacionales y las de zonas francas crecieron un 6% comparadas con las del año 2013 y si las comparamos con las del 2010 el crecimiento ha estado cercano al 30%.
Sin embargo, irónicamente, los dos sectores responsables de que nuestras exportaciones crecieran un 5.2% reciben muchas veces críticas injustificadas.
Sobre el sector minero precisamente en un desayuno que le ofreciera el Conep, al expresidente de Chile Sebastián Piñera, este decía “que es una estupidez que las riquezas mineras queden bajo tierra, lo que se necesitan son reglas claras”.
En estos días importantes áreas de la Loma Miranda, más de 4,000 tareas, fueron afectadas por un voraz incendio, las labores de las brigadas de la minera Falcondo y de Medio Ambiente confrontaron dificultades en los intentos de sofocar el incendio porque los opositores a la minería les impedían hacer su trabajo.
No creo que la manera de tener una minería responsable sea mediante asalto y chantaje, le hacemos un flaco servicio a un país que necesita recursos para atender su deuda social.
Por otro, están las zonas francas que son objeto de críticas porque se habla de un sacrificio fiscal que realmente no existe, más que demostrado con el aumento de las exportaciones y los empleos que genera pero de eso trataremos en un próximo artículo.
Esta vez quiero hacer una relación entre la falta de crecimiento de las exportaciones y la ausencia de financiamiento a los sectores tradicionales.
No son pocas las oportunidades que el sector privado ha conversado con las autoridades monetarias sobre la necesidad de modificar el Reglamento de Evaluación de Activos. Este instrumento tiene como objeto medir el nivel de riesgo de los créditos que ofrecen los intermediarios financieros a sus clientes.
El mismo mide por igual todos los sectores sin importar las características del mismo. Esto ha sido una gran limitación al crédito y tiene una consecuencia directa sobre la capacidad de sectores tradicionales como los agrícolas e industriales de acceder a préstamos para aumentar su producción, los empleos y las exportaciones.
Es bueno recordar que en el 2010 el sector de zonas francas atravesaba por una difícil situación, lograron financiamientos accesibles y hoy son uno de los motores de la economía. Que algunos abusaron de las facilidades, lo sabemos, pero eso no justifica no ir en auxilio de un sector cuando lo necesita. Qué mejor ejemplo que las visitas sorpresa del presidente Medina.
Del sector bancario sólo el Reservas financia en una proporción importante de su cartera los sectores agrícolas e industriales, los demás prefieren vender vehículos, préstamos al consumo, o al sector construcción. No porque sea más rentable, sino porque tienen menos limitaciones y se les obliga a mantener menores reservas.
A pesar de la modificación del Reglamento de Evaluación de Activos hecha hace algún tiempo, que permite financiar por comportamiento de pago hasta la suma de veinte y cinco millones de pesos, esto resulta ser muy limitativo para las nuevas empresas que aún no pueden ser medidas por falta de historial de pago.
Peor es para aquellas empresas que por su naturaleza deben estar financiadas por los suplidores, como son las de distribución, a estas se les penaliza su clasificación porque exhiben un apalancamiento alto, que es la relación entre el crédito y el capital propio, cuando la naturaleza del negocio es que suplidores den crédito superior al crédito a los clientes para reducir la necesidad de capital propio y poder crecer más la empresa.
Otro factor responsable de que la banca prefiera mecanismos de menos riesgos es el uso dado a los fondos de pensión, que en vez de motorizar la economía, son depositados en el Banco Central donde sin ningún tipo de riesgo reciben altas tasas de interés, debiendo ser utilizados como se previó originalmente para desarrollar préstamos de largo plazo para los sectores productivos y la construcción.
Nuestras exportaciones tienen que crecer en otros sectores de la economía, podemos seguir manteniendo altos niveles de crecimiento, si y solo si eliminamos las trabas que evitan que el financiamiento llegue a largo plazo y tasas competitivas.