Equilibrio y respeto

Sin dudas, muchos dominicanos nos hemos quedado asombrados por las últimas actuaciones del Embajador norteamericano.

Sin dudas, muchos dominicanos nos hemos quedado asombrados por las últimas actuaciones del Embajador norteamericano.Para un país conservador, eminentemente cristiano, la llegada con su pareja no dejó de ser algo fuera de lo acostumbrado. Sin embargo, aún cuando fue recibido con reparos, también lo fue con respeto.

Tanto James Brewster como Bob Satawake son profesionales talentosos en cada una de sus áreas y sin duda sienten un importante afecto por nuestro país, mucho tiempo antes de ser el primer representante de la nación más poderosa del mundo.

A la llegada del embajador, el encargado comercial de la embajada declaró que en ningún momento sería como activista gay. Decía el señor Foote que el embajador venía gracias a la confianza que le tenía el presidente Obama y su calidad como empresario.

Todos pensábamos que era así, que sus esfuerzos los encaminaría hacia mejorar nuestras excelentes relaciones comerciales.

Nuestro país es una nación conservadora, con fundamentos cimentados en la familia, que no está preparado para aceptar lo que otras sociedades ya aceptan como normal, pero tampoco discrimina por preferencias sexuales, más aún, nuestra Constitución es clara en su artículo 39 cuando establece:

“Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades, y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal”.

Nadie nace queriendo ser gay o lesbiana. A mí me dio polio a los cuatro años y tampoco lo deseé. Son designios de Dios que se deben aceptar. En mi caso, aunque hubiese querido ser corredor olímpico o pelotero, me habría sido imposible. Entiendo que de igual modo las parejas del mismo sexo tendrán también sus limitaciones al momento de querer formar familia.

En los últimos días, la creación de una Cámara LGBT para impulsar los intereses de sus miembros y la participación del embajador y su esposo en algunas escuelas han levantado airadas protestas.

Empiezo por decir que no comparto en absoluto los insultos, no es la norma de los dominicanos, que más bien somos alegres, fiesteros y hospitalarios.
Pienso que como otros, puedo hablar sin temor sobre exclusión o de inclusión. Para nadie es un secreto que desde pequeño he caminado auxiliado con muletas. Eso no ha sido razón para impedirme realizarme, crear una familia, empresas y participar tanto en las organizaciones empresariales como en el Gobierno.

Desde joven he presidido múltiples asociaciones, a muy temprana edad fui secretario general de la Asociación de Fabricantes de Calzados, en ese entonces unos de los sectores que más empleos generaban. Presidí la Asociación de Fabricantes de Pinturas, la Asociación de Industria de Haina, Educa, la Asociación de industrias de la República Dominicana y el Consejo Nacional de la Empresa Privada, donde hasta la fecha he sido el presidente más joven en haberla dirigido. En el Gobierno fui miembro de la Comisión de Ética, presidente del Consejo de la CDE, vicepresidente ejecutivo con rango de secretario de Estado de la CDEEE y presidente de los Consejos de EDESUR, EDENORTE y EDEESTE. Esto sin contar con mi participación en varios consejos de ONG’s.

Ninguno de estos puestos los logré utilizando mis muletas, como no creo que ningún cargo deba ser para un miembro de la comunidad LGBT por su condición, sino por su capacidad. De hecho, estoy seguro que el embajador Brewster llegó gracias a su capacidad.

Con relación a las visitas a las escuelas, se pretende presentar como normal las relaciones entre parejas del mismo sexo. Hay que recordar que ya en la presentación del embajador Brewster ante la Cámara Americana de Comercio había informado sobre el interés de la embajada sobre la educación sexual en las escuelas. Ese no es un tema para su embajada ni para ninguna otra, es un tema exclusivo de la familia. Hay que entender que en su inmensa mayoría los estudiantes de nuestras escuelas, vienen de hogares de poca preparación y lo que debemos hacer es mejorar la capacitación de profesores y padres para fomentar los valores en nuestros jóvenes, mantenerlos alejados de las drogas y del crimen.

A los Estados Unidos, una sociedad mucho más avanzada que la nuestra, le tomó muchos años aceptar la relación entre parejas del mismo sexo, sólo basta recordar que en el ejército se aceptaban gays y lesbianas bajo el dicho de “no preguntar no decir” y eso no hace mucho tiempo.

Pienso que tienen ustedes mucho que aportar en áreas como la justicia, como la institucionalización, la lucha contra el VIH y sí, definitivamente, la inserción de personas afectadas por el virus, que sí son discriminadas.

Así como no apruebo los insultos que he oído en su contra, tampoco estoy de acuerdo con financiar candidatos LGBT, como se ha dicho en ciertos medios de comunicación, no sólo porque es una injerencia en nuestros asuntos internos, sino porque lo que debemos procurar es llevar candidatos calificados a las diferentes posiciones no importa su sexo, su religión o discapacidad.

No sé si el problema parte de que tanto el embajador como su pareja no son diplomáticos de carrera y olvidan que la convención de Viena, que regula las relaciones diplomáticas entre las naciones, dice en su artículo 41, “Sin perjuicio de sus privilegios todas las personas que gocen se esos privilegios deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor. También están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos del Estado”.

Con relación a la directora de la USAID, de ser cierto lo que dijo, qué bueno hubiese sido oírla decir que tenían fondos para aportar para la creación de escuelas políticas, para desarrollar jóvenes en valores que en un futuro ocuparán posiciones públicas. Recursos para apoyar ONG’s como lo han hecho muchas veces para mejorar las condiciones de vida del cincuenta por ciento de los dominicanos que viven pobremente y no para apoyar personas LGBT.

En fin, creo en el equilibrio y el respeto, no en el enfrentamiento que muchos entienden como necesario para hacer cambios y mucho menos en una sociedad que no discrimina y estas actitudes de enfrentamiento sin duda podrían polarizar posiciones y llevar a discriminaciones que hoy no existen.

Recordemos siempre las palabras del prócer Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

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