Cada vez son más frecuentes las publicaciones de libros críticos a la religión, llámese cristianismo, islamismo, budismo, hinduismo o cualquier manifestación de esa acendrada expresión de espiritualidad. En los últimos tiempos, interpretaciones sorprendentes salen de la imprenta en torno a las figuras de Jesús, Buda y Mahoma, ante la condena escandalosa de los más ortodoxos.
En esa línea crítica se inscribe la obra Engendros: de manipulación, altanería y perversión, autoría de Arthur Bleck, seudónimo de un escritor español “aplatanado” entre nosotros, nacido en Barcelona en 1959. Con el sello de la editorial Voces de Hoy, el texto plantea la tesis de la condición humana de Jesús de Nazareth, quien habría sido bajado vivo de la cruz por José de Arimatea, prolongando sus días hasta los 72 años en la ciudad de Cachemira, de la India.
El subtítulo sugiere el concepto de Bleck sobre la religión, mientras defiende las enseñanzas sencillas de Jesús, con frases que “son elocuentes por sí mismas, y no necesitan de manipulación, ni de mucha imaginación para ser comprendidas y mucho menos existe la necesidad de que venga algún engendro a explicarme retórica de simbolismos y metáforas, mucho menos de traducciones”.
La hipótesis de Bleck tiende a convertirse en popular, en tanto que sus críticas al cristianismo vienen desde sus primeros días en la comunidad judía del Imperio Romano. Su compatriota Miguel de Unamuno, en la segunda década del siglo XX, planteó sus preocupaciones sobre la religión que predica la divinidad de Jesús y su futuro retorno a la tierra para establecer un reino universal “que juzgará a los vivos y a los muertos”.
Un vacío dejan siempre las lecturas de libros con las mismas inquietudes de Bleck y es que tienden a desconocer la condición gregaria de los humanos, lo que sí reconoce la religión para satisfacer la necesidad de “estar congregados”, por encima incluso de las creencias, cuestión que merece debatirse.