nota de www.baitoatv.com
La mañana del pasado lunes fue encontrado por el “Zacatecas” del cementerio de Baitoa, el cuerpo momificado de una aparente anciana, fuera de su ataúd.
El hallazgo se ha prestado a todo tipo de especulación entre de la gran cantidad de personas que visita el cementerio para presenciar el extraño hallazgo, y es que el hecho de que el cuerpo lo encontraran en una bóveda abierta, fuera de un ataúd ha provocado que muchos piensen que se trata de una “virgen”; otros de una “santa” mientras hay quien piden una investigación policial por la peculiaridad del hallazgo.
Según las versiones el cuerpo mantiene condiciones inverosímil en la calidad del momificado, pues mantiene la piel, el pelo, las cejas y hasta su ropa en buena condición, partiendo sobre la base de que no fue un cuerpo trabajado para el momificado.
Muchos entienden que se trata de una condición ambiental especial del cementerio Baitoa, ya han encontrado otros cadáveres en iguales condiciones en los últimos años, y que son visibles por la falta de espacio en el cementerio, debido que a diario están sacando los difuntos que debieran descansar en paz, para sepultar otros en su lugar.
Según algunos testimonios de la familia Valerio de Baitoa, el cadáver encontrado tiene grande similitudes con el de la patriarca familiar Dalia Catalina Valerio, quien falleciera hace unos 15 años en Baitoa, luego de vivir por más de 30 años en los Estados Unidos.
Doña Eladia como se le conocía, era la madre de Fernando, Darío, Chipa, Luma y Tono entre otros hermanos Valerio y fue traída al país luego de sufrir un derrame celebrar a inicios de los 90 en USA, quedando invalida y sin movilidad en un lado de su cuerpo por 7 años hasta que finalmente murió en Baitoa.
Antes de su entierro; según recuerdos de sus familiares, se le inyectó una considerable cantidad de formón, mientras se esperaba la llegada de algunos de sus hijos por tres días al país ; además, por su condición paralítica, antes de su muerte tenia llagas en su espalda baja, las que se buscaron controlar en su cuerpo muerto con aquella sustancia, “buscando que aguante” la llegada de sus familiares antes del entierro.
Quienes cuidaba de ella en su comparecencia, recuerdan el rosario y la posición de su mano con movilidad exacta a la que presenta el cadáver encontrado, sin embargo; hasta que no se realice un estudio de ADN será imposible confirmar su identidad, aunque nietos e hijos entiendan que se trata de ella.
Lo que si queda claro, es el problema sanitario del cementerio de Baitoa, donde este cadáver fue sacado de su ataúd y colocado a su suerte al intemperie, aparentemente buscado crear espacio para el entierro de otro cadáver.
Si las autoridades investigan el caso, el único crimen que encontraran, será un cabildo indolente, que no toma con sentido de urgencia esta problemática sanitaria que afecta al pueblo por varios años.
