Además de la representación, la Constitución de la República Dominicana incorpora mecanismos de democracia directa que procuran mejorar la calidad del sistema político. En su artículo 22 establece que es un derecho ciudadano formular peticiones a los poderes públicos sobre medidas de interés público y denunciar las faltas cometidas por los funcionarios en el desempeño de su cargo. La Carta Magna define mecanismos directos de participación de la ciudadanía en los asuntos públicos. Entre estos se encuentran la iniciativa legislativa popular, el referéndum y el presupuesto participativo. La efectiva aplicación de estas disposiciones constitucionales depende no solo de la existencia de leyes adjetivas, sino de la voluntad ciudadana para hacer suyos esos mecanismos.
Un aspecto importante en la participación ciudadana para mejorar las políticas públicas lo constituye la capacidad que puedan desarrollar las organizaciones sociales para ejercer control social. La Carta Magna garantiza esta facultad al establecer en su artículo 246, que además de las instituciones públicas de control, la sociedad tiene la responsabilidad de fiscalizar el patrimonio, los ingresos y el gasto de los fondos públicos. La eficiencia en el uso de estos fondos y su transparencia, solo será posible en la medida en que los ciudadanos se comprometan a monitorear las actuaciones de los funcionarios y exijan que los órganos de control asuman el rol que les corresponde.
Son diversas las herramientas con las que cuentan las organizaciones para la realización de este ejercicio. Una legislación fundamental lo es sin dudas la Ley No. 200-04 sobre Libre Acceso a la Información Pública. Esta ley confiere el derecho ciudadano de solicitar y recibir información completa, veraz, adecuada y oportuna de cualquier órgano del Estado dominicano. Otras leyes aprobadas en la última década garantizan el derecho a la fiscalización social. Además de este marco legal, en el país se han desarrollado buenas prácticas de participación social, promovidas tanto por la sociedad civil como por el Estado, las cuales deben ser ampliadas y mejoradas.
Una de estas experiencias lo constituye la creación de las comisiones de veeduría ciudadana. Esta iniciativa, convocada por el Estado, busca constituirse en un ejercicio independiente de monitoreo social de las contrataciones públicas, para contribuir con el respeto de la ley en estos procesos. La articulación voluntaria de decenas de ciudadanos en dicho esfuerzo, procura promover nuevas prácticas en la administración pública a fin de lograr la máxima eficiencia, competencia y transparencia en el manejo de los fondos públicos.
Como una experiencia nueva tiene aún limitaciones; las cuales, antes que invalidar este ejercicio, deben significar retos que permitan su fortalecimiento.