Descubriendo el Faro a Colón

Al arribar al V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, la República Dominicana, donde comenzó a escribirse la historia sobre ese acontecimiento, abrió al mundo las puertas del monumento conmemorativo al encuentro de dos culturas&#

Al arribar al V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, la República Dominicana, donde comenzó a escribirse la historia sobre ese acontecimiento, abrió al mundo las puertas del monumento conmemorativo al encuentro de dos culturas diferentes, de dos razas, de dos mundos que existían ajenos, el uno del otro.El día que el calendario marcaba el 12 de octubre del año 1992, ante la presencia del papa Juan Pablo II, invitados especiales y las principales autoridades civiles y militares dominicanas, quedó formalmente inaugurado, el Faro a Colón, un soberbio monumento en forma de cruz, de cuatro niveles, con el cual se rendía tributo, más que a los hombres y a los nombres que escribieron esa parte de la historia, al acontecimiento en sí, del encuentro de la más avanzada civilización de la época con la vida sencilla de los taínos. El Faro a Colón, tuvo dos etapas de construcción, la primera inició en 1948, bajo la dictadura de Trujillo, con el apoyo de 22 países de América, incluyendo República Dominicana. Esos países suscribieron un acuerdo, mediante el cual se comprometían a realizar aportes para la contracción de un monumento a Cristóbal Colón, ese año, se dio inicio al proyecto. Esa primera etapa duró dos años, es decir, que fue paralizada en 1950, porque los otros 21 países denunciaron una mala administración de los fondos que entregaban al Gobierno dominicano de la época. En los dos años que duró la primera etapa de trabajo, solo se llegó a construir la zapata. Es 36 años después, durante el Gobierno de Joaquín Balaguer, en 1986, cuando se retoman los trabajos de construcción que culminaron en 1992. Es decir, que la construcción total duró ocho años.

En la monumental construcción de cuatro pisos, la mayor actividad se desarrolla en la planta baja, donde se encuentran 48 salas de museos, con exhibiciones de países de Europa, Asia y América. Recorrer el monumento es como darle una vuelta al mundo. La mayoría de las visitas, son realizadas por extranjeros, con una notable incidencia de turistas rusos.

El recorrido

El recorrido comienza en la Sala de las Vírgenes, con 21 pinturas de vírgenes que representan los 22 países de América que suscribieron un acuerdo para edificar el monumento a Cristóbal Colón.

Solo hay 21 porque una de ellas representa a dos naciones, esa es la Inmaculada Concepción, que representa a Nicaragua y a los Estados Unidos de América.

Todas fueron pintadas por Ada Balcácer, en el año 1992, año de la conmemoración del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.

En el primer piso también se encuentra la capilla Santa María de la Rábida. Es una reproducción de un famoso monasterio de Huelva, en España, se le rinde tributo a ese monasterio, porque Cristóbal Colón lo visitó antes de emprender su viaje hacia estas tierras.

Alrededor de la capilla se observan 14 pinturas que representan el viacrucis de la muerte de Jesucristo.

Tres estatuas, una de José, padre de Jesús, la Virgen de los Dolores y una de San Cristóbal, el santo considerado protector de los viajeros y navegantes.

La mayoría de las fotos, los turistas las toman en la tumba de Colón o en el Gran Cañón, un extenso pasillo, que se ha convertido en el lugar preferido para las fotos de bodas, bautizos y 15 años, que frecuentemente se realizan en el lugar.

Una de las salas más visitadas, y que más recomiendan los guías a los visitantes, es la del Descubrimiento o Sala Cristóbal Colón. Allí se encuentran en exhibición pinturas del rostro de Colón, realizadas por diferentes artistas, unas distintas de las otras, ya que no existe una pintura exacta del rostro del almirante.

Un detalle que no pasa inadvertido, son las réplicas de las tres embarcaciones utilizadas por Colón para su viaje.

En este espacio se encuentra el ancla original de la Santa María, el mayor de los tres navíos y la reproducción de un mapa de las tierras recién descubiertas.

La tumba del almirante

La atención se centra en el monumental mausoleo donde destaca un enorme baúl de color negro, allí reposan los restos de Cristóbal Colón, y es considerado el corazón del monumento. Se recuerda, según afirman algunos historiadores, que en su testamento el almirante dejó estipulado su deseo de que al momento de su muerte, sus restos descansaran en esta tierra.

La tumba de Colón está construida con dos materiales, mármol de carrara y bronce. Consta de más de 280 piezas. La tumba, en sus orígenes, fue inaugurada en la Catedral de Santo Domingo, en el 1898. Estaba frente al Altar Mayor de la Catedral y en el año 1992 se trasladó al monumento, pieza por pieza.

Los guías y los vendedores

Alberto Frías, lleva 15 años como guía, explica que como todo museo, el del Faro a Colón tiene temporadas altas y bajas. “Durante el verano es cuando se incrementa las visitas de turistas, también aumentan, las visitas al lugar, para la fecha de conmemoración del Descubrimiento de América”. Afirma que para él, ser guía es algo maravilloso, “cada vez que uno da un tour, da algo nuevo, enseña algo nuevo a la gente y a la vez uno aprende del turista”. Asegura que es como ser un profesor al que le apasiona la asignatura que le toca impartir.

En la parte frontal del Faro, los vendedores como Miguel Peralta, se ganan la vida ofreciéndoles a los turistas pequeñas réplicas del monumento, construidas en marmolite. Peralta que se dedica a este oficio desde 1992, cuando la edificación fue abierta a nacionales y extranjeros. “Yo sobrevivo con este trabajo. Me las ingenié para ganarme la vida y he recibido mucho apoyo de todos los que visitan el Faro a Colón. Los que menos me compran son los alemanes”.

Informó que los precios van a depender del tamaño de la réplica. Los más pequeños se venden a tres por cinco dólares y los más grandes a 15 dólares.

De lunes a domingo de nueve a cinco

El museo está abierto al público de martes a domingo de nueve de la mañana a cinco de la tarde, incluyendo días feriados, solo cierra los lunes por cuestiones de mantenimiento. Tres guías en la tarde y cuatro en la mañana, están a cargo de ofrecer todas las informaciones a los visitantes nacionales y extranjeros que cada día acuden al lugar. La entrada general es de 100 pesos por personas o tres dólares. Los niños entre ocho y 16 años pagan 30 pesos. Los menores de ocho no pagan. En las excursiones de escuelas y colegios la entrada es de 20 pesos por estudiante. En sus instalaciones se ofrecen charlas, conferencias, talleres para niños de las escuelas públicas. En el segundo nivel funciona una sala de eventos, donde los niños reciben informaciones sobre el descubrimiento y evangelización de América, a través de materiales fílmicos y de conferencistas. 

Popular
Una de las salas más visitadas y que más recomiendan los guías a las personas, es la del Descubrimiento”.

Horario
El museo está abierto al público de martes a domingo de nueve de la mañana a cinco de la tarde, incluyendo días feriados”.

Dos etapas
El faro tuvo dos etapas de construcción, la primera inició en 1948, bajo la dictadura de Trujillo y la segunda, en el Gobierno de Balaguer, en 1986”.

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