La ofensiva siempre opaca la defensa. En la mayoría de los deportes, por no decir en todos, la gestión de ataque recibe mucho mayor crédito que el resto de los componentes del juego.
Pero resulta que la que menos se menciona termina siendo la cereza en el pastel, la tilde para la entonación perfecta de la pieza anhelada y que se llama corona.
La defensa es la que ayuda a la conquista de los trofeos.
Tan sencillo como eso. Se ataca sin compasión, pero si no se limita el daño ese esfuerzo se va por el despeñadero más cercano.
La defensa de los Gigantes ha estado brillante, ejecutando a un nivel excepcional. El barraje ofensivo de los últimos partidos ante los Cardenales y el primer encuentro de la Serie Mundial fueron más que notables, pero la historia del segundo partido pertenece al gran trabajo defensivo de San Francisco.
No se puede pasar por alto la encomiable labor del zurdo Madison Bumgarner, el zurdo que abrió el juego por los dueños de casa y frenó por completo a unos Tigres de Detroit que tienen los bates con temperatura de la Antártida.
Aún así, el joven serpentinero fue beneficiado por ese out en la goma a Prince Fielder en el segundo episodio, el resultado de una tremenda ejecución del jardinero izquierdo Gregor Blanco, del intermedista Marco Scutaro y del receptor Buster Posey en un doble de Delmon Young.
Fue una torpeza que hoy debe lamentar el coach de tercera de los Tigres, Gene Lamont, quien nunca debió mandar a un hombre tan pesado como Fielder a la goma sin outs tan temprano en el partido. Y mucho menos estando en primera.
Ese out en la goma puso a hablar a un partido. Cuidado si la serie se expresó, aunque falta pelota y en la casa de Detroit.
Apunte esto
Austin Jackson y los bates de Detroit están fríos… Insisto en que ese descanso de seis días les afecta… Muchos desaciertos para los Tigres…Por supuesto, un enorme crédito para los Gigantes… Nos trasladamos hacia Detroit, Dios mediante, donde nos espera un frío brutal, según los pronósticos…
