Hasta el primer semestre de 2015 el secreto plan reeleccionista del presidente Danilo Medina, marchaba sobre ruedas. Pero Danilo llevaba más de 10 años denunciando los daños que ocasiona la reelección a la democracia, a la economía, a la buena marcha del Estado, a la ética y la moral, y a la institucionalidad democrática.
Cuando consideró llegado el momento de hacer su reforma constitucional reeleccionista, la gente se sintió estafada en su buena fe, y pasó a verlo como alguien en quien no se puede confiar.
Tras aprobarse la reelección, dio inicio a una permanente caída de la popularidad de Danilo, que aún se mantiene.
La estrategia reeleccionista se embarcó entonces en publicar falsas encuestas, ampliamente difundidas en los medios dóciles al Gobierno, “informando” que Medina estaba en un alto posicionamiento.
Replicaban así un modelo importado de otros países. En Argentina ganó el actual presidente Mauricio Macri, pese a que las encuestas daban ganador al pupilo del kirchnerismo, Daniel Scioli.
En Guatemala a Jimmy Morales las encuestas le “pronosticaban” que no llegaría ni a la segunda vuelta. Hoy es el presidente de su país.
Y en Panamá las encuestas daban ganador al candidato gobiernista José Domingo Arias, pero ganó Juan Carlos Varela, a quien las encuestas daban en último lugar, y hoy es el presidente de ese país.
Da la casualidad de que Joao Santana, el “importantísimo” asesor de Danilo, “trabajó” en las elecciones de Argentina y Panamá.
Los panameños decidieron encuestarse entre ellos. En las universidades, los talleres, los salones de belleza, en las guaguas, en las calles, en los colmados y supermercados, y sus encuestas les demostraban que si acudían a votar Valera ganaría. Y ganó.
Una dominicana que ha vivido por mucho tiempo en Panamá dio a conocer la experiencia aquí y la gente decidió hacer sus propias encuestas con resultados diferentes a las que hace publicar el Gobierno.
La más comentada es una que se hizo en el colmado Tejeda, en la Enrique Henríquez, de Gascue: Los vecinos votaron en una improvisada urna. Luego de cuarenta y ocho horas abrieron y tras celoso conteo los resultados fueron: Danilo, 103, 42%. Luis, 136, 58%. La encuesta tuvo cobertura de personal de Telemicro, canal 5.
En la Unión Médica de Santiago hicieron una encuesta con urnas y todos los aspirantes. El delegado del PLD fue el oncólogo César Núñez, y el del PRM el ginecólogo Pedro Pérez. Luis Abinader obtuvo 223 votos, y Danilo 148.
Supe de una conversación del más alto nivel que se dio hace cuatro días en Palacio en la que se conocieron estudios que confirmaron que la diferencia es estrecha y que Danilo no llega ni a 46%.
Danilo sabe lo que hay. Por eso dijo en Villa Riva, hace dos semanas, que “aquí cualquier cosa puede pasar”, y le confesó a Alicia Ortega que las elecciones se decidirán “para mal” (obviamente, si pierde), o “para bien”, si gana.
Por eso también anda como un desgaritado haciendo inauguraciones como la de ayer en el Metro transmitida en vivo por 222 medios, según dijo Palacio, en una flagrante violación a la Constitución de la República y la Ley Electoral, que mandan equidad y equilibrio en las elecciones.
Pero como el que debe hacer cumplir la norma es Roberto Rosario, quien actúa como un paniaguado de la reelección, Danilo está haciendo lo que le da la gana, y entrambos empujando al país por un despeñadero.
Danilo está desesperado. Y Roberto Rosario y la JCE no están arbitrando con responsabilidad y equilibrio. Han abandonado su obligación de cumplir la Constitución y la ley. Y eso entraña serios peligros para el país. Ojo al Cristo.