La semana pasada empezamos a tocar el tema del Cooperativismo. Recibimos información importante de nuestros lectores. A algunos les sucedió al igual que a nosotros, dificultad para acceder a la página del Instituto de Crédito Cooperativo (Idecoop).
De todas formas, el tema como dije anteriormente, es un tema apasionante que será tratado en futuros artículos y ya habremos podido acceder a la página del Idecoop.
Lo primero es que muchos nos preguntaron si entendíamos que el marco legal actual es adecuado. No creo que nada que date del 1964 pueda estar de acuerdo a las mejores prácticas cuando la tecnología ha sufrido un cambio inmenso, cuando las necesidades del mercado son diferentes y las aperturas del mercado han cambiado la forma de hacer negocios en el mundo. Sólo imaginar que el internet y los celulares no existían y las computadoras empezaban de forma muy limitada.
Con la actualización de la Ley, el Idecoop debía convertirse en una superintendencia, o la supervisión pasar a la Superintendencia de Bancos. Dado el hecho de que las cooperativas manejan activos equivalentes al 7% del producto interno bruto, sería lógico que la supervisión de las mismas fuera una función de la SIB, evitando prácticas que pudieran afectar la estabilidad macroeconómica e incluso el blanqueo de capitales.
Una reforma de la legislación actual debe estar motivada en crear mecanismos donde empresas existentes puedan invertir parte de sus beneficios para crear el capital semilla de las cooperativas, promoviendo reducciones de impuestos o tasas de retorno atractivas con mecanismos de seguros que no sólo protejan al inversionista sino también a los socios de las cooperativas.
Aquí, precisamente, está uno de los problemas que encontramos, la existencia de dos aseguradoras: Cuna Mutual y Coopseguros. Una es supervisada por la Superintendencia de Seguros y la otra por el Idecoop. Entendemos que el Idecoop, como organismo rector, no debe ser supervisor, ya que estaría siendo juez y parte, que las funciones de estas cooperativas de seguros deben ser supervisadas por Superintendencia de Seguros.
Organizar los pagos de las cooperativas con mecanismos efectivos como los cheques y las transferencias y publicar los mismos en las páginas de internet de las cooperativas.
Auxiliarse para estos fines y dar entrenamiento a los ejecutivos de las diferentes cooperativas en caso de necesitarlo por medio de programas bien concebidos por intermedio del Instituto de Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep).
Uno de nuestros lectores proponía que ahora que se discute el Pacto Eléctrico, porqué no se crean cooperativas eléctricas para el cobro de la electricidad. Las mismas existieron en el antiguo Programa de Reducción de Apagones (PRA) y la experiencia no fue del todo exitosa. Eso no quiere decir que no se deba intentar de nuevo, siempre y cuando existan condiciones de capacitación y supervisión adecuada que transparente la función de contratación, facturación y cobro de los clientes.
El mundo de las cooperativas tiene una sola limitación: la imaginación. Su éxito depende de políticas claras y transparentes como en todo; y muy importante es que se promueva la inserción de nuevos liderazgos que traigan dinamismo e ideas diferentes a un sector como este que puede generar importantes beneficios para el desarrollo del país.
Leí en un libro que me regaló un amigo, que un filósofo chino decía: “El mal no está en las faltas sino en no tratar de enmendarlas”. Procedamos a enmendar lo que hace falta para tener un cooperativismo activo que no sólo genere el 7% del PIB sino que sea responsable de cambiar pobreza por bienestar.