El tema de la decisión del Tribunal Constitucional sigue siendo un tema de controversia. Durante esta semana nos visitan a instancia de nuestro gobierno, representantes de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.
En una reunión de La Comunidad del Caribe (Caricom por sus siglas en inglés), se nos negó de nuevo la entrada a esta organización que agrupa 15 naciones y dependencias británicas del Caribe angloparlante, esta vez bajo el alegato de que violábamos el derecho de residencia de miles de ilegales de nacionalidad haitiana. En esos mismos días una precaria embarcación naufragó cerca de las costas de Bahamas, país miembro del Caricom y según informaba CNN, las Bahamas se preparaba para repatriar a los sobrevivientes.
Este era un verdadero drama humano, muchos habían fallecido intentando escapar de la pobreza de nuestro vecino, sin embargo nadie criticaba la acción de las Bahamas de querer repatriar a los sobrevivientes que bien hubiesen podido recibir en su territorio como solidaridad hacia aquellos que perdieron la vida.
Sin embargo nuestra nación es fustigada constantemente, se nos ha difamado, se nos ha querido presentar en un video ya hace muchos años como el Apartheid del Caribe, lo que indica que esto es un plan que no tiene nada que ver con la decisión soberana del Tribunal Constitucional, sino que es un plan orquestado tanto desde dentro como desde fuera para que República Dominicana cargue con el peso de una nación hermana que no ha podido recomponerse por sí misma.
Tan grave es el caso que Brasil y Uruguay estudian si retiran sus tropas ante la falta de apoyo y decisión del gobierno haitiano.
Ha sido la República Dominicana la nación más solidaria con nuestros vecinos y no solo lo demostramos siendo los primeros en asistirlos ante la inmensa tragedia del terremoto de enero del dos mil diez, sino que albergamos a cerca de un millón de sus ciudadanos. Pero pretender que cada vez que cruce la frontera un haitiano debemos darle la nacionalidad dominicana es ir perdiendo nuestra soberanía, menguando nuestra autodeterminación y en un futuro decidiendo nuestro destino como nación libre e independiente.
No creo que las cosas deban ser grises o blancas, no creo en las posiciones extremas, entiendo que debemos tener claro bajo qué condiciones se adopta la nacionalidad dominicana y como nación soberana a quien se la negamos.
El presidente Medina ha tomado dos decisiones muy importantes y que reflejan que el gobierno esta decidido a respetar y que se le respete. La primera fue la no asistencia a Venezuela de la Comisión Mixta que busca soluciones al tema bilateral precisamente frente a la decisión de Caricom y el discurso del presidente Martelly poco conciliador. La segunda y más importante aun es la promulgación del decreto que crea el Plan de Regulación de Extranjeros en situación de ilegalidad en nuestro país.
Pienso que hay una mentalidad diferente en una parte del sector político de Haití y de su empresariado y que la solución no está en combatir la decisión del Tribunal Constitucional y presentarnos como antihaitianos, cuando en realidad damos más apoyo que ninguna otra nación a la República de Haití.
Yo no creo que debamos hablar de una crisis entre las dos naciones cuando la crisis real es internacional, frente a un estado fallido y un estado que ha demostrado por años su debilidad en buscar las soluciones adecuadas. La irresponsabilidad real está en la comunidad internacional, con políticas erráticas y con una ausencia de compromiso que los lleva a ser la mayor culpable de la crisis que padece la parte occidental de la isla Hispaniola.
La solución no está en mantener una estabilidad precaria, en evitar las migraciones hacia otras naciones desarrolladas e incluso al Caribe insular como lo demostró Bahamas en el rechazo de los sobrevivientes del naufragio de hace pocos días en la costas de esa nación caribeña.
La solución no está en construir una muralla sino un puente. Que las primeras en asumir esto sean las clases dirigentes de Haití, la comunidad internacional, especialmente Francia que explotó sus recursos con profundidad, Estados Unidos que prestó poca importancia a la colonia que fue la primera en proclamar su independencia en momentos donde la gran nación norteamericana estaba dividida entre blancos y negros, negándole a estos últimos todos los derechos inalienables al ser humano y por qué no decirlo también nosotros como nación más favorecida seguir asumiendo nuestra cuota pero nunca a costa de perder nuestra soberanía nacional, buscando soluciones comunes y un puente de entendimiento entre ambos países donde cambiemos rencillas y malquerencias por desarrollo y paz.