Quiero empezar por agradecer que el Banco Mundial me haya pedido comentar su estudio sobre embarazo en adolescentes y oportunidades. Lo primero es que tengo que confesar que desconocía la magnitud del problema. Para todos es conocido que el hacinamiento y promiscuidad en que viven muchos de nuestros conciudadanos es más que penoso y muchas veces cuando vemos las cifras de crecimiento económico de nuestro país nos toca preguntarnos qué es lo que no hacemos bien cuando teniendo tasas de crecimiento por encima de la región, nuestros niveles de pobreza se mantienen igual y muchos dirían que hasta peor.
Solo para comprender la magnitud del problema la estimación del gasto en servicios a adolescentes embarazadas es de 2,103.3 millones, de los cuales el 57% es en hospitales públicos, y el resto el 43% en clínicas privadas. Para tener una idea de la gravedad, no es solo lo que implica económicamente ya que se invierte el 5% del presupuesto de salud en adolescentes embarazadas. Hay que tener en cuenta la incapacidad de proveer atención de calidad a los infantes y qué no decir durante el desarrollo de sus primeros años, el cual tendrá un impacto en el resto de sus vidas.
El fenómeno del embarazo en adolescentes hay que analizarlo en varias vertientes: educación, el tabú sobre la información adecuada de la sexualidad y las condiciones de marginalidad en la que viven estas jóvenes.
De acuerdo al censo 2012, tenemos la mayor población joven de nuestra historia, esto puede ser un factor de desarrollo, como puede ser un factor de mayores frustraciones, aumento de embarazos, falta de empleos e incluso criminalidad. Todo dependerá de la forma que como nación sepamos aprovechar esta cantera de jóvenes para impulsar el desarrollo y una sociedad más justa.
El 74% de los adolescentes se concentran en las zonas urbanas lo cual es un riesgo ya que aumenta la inseguridad, las drogas y promiscuidad. El estudio presentado por el Fondo de las Naciones Unidas da un dato interesante cuando compara estudios anteriores e identifica mejoras en la educación y, por supuesto, el acceso a los medios de comunicación. Somos un país donde casi todos los jóvenes tienen un celular y muchos accesos a internet.
Las redes sociales juegan un papel importante ya que cambian los patrones de consumo y un dato a tomar en cuenta es el crecimiento de las plazas comerciales donde básicamente la fuerza laboral está concentrada en una edad promedio inferior a los veinte y cinco años. Esto les permite tener acceso a bienes y servicios, pero más importante poder costearse sus estudios, al tener horarios flexibles que les permite asistir a los centros de enseñanza superior.
Datos interesantes en el estudio de Carrasco (2012) es haber llegado a la conclusión de que el embarazo en adolescentes de clase baja es un obstáculo a la superación, ya que el 52% son solteras o separadas, y coincidencialmente el 52% se dedica a labores del hogar, solo un 20% retorna a los estudios, el 14% tiene trabajo y un 12% están desempleadas.
Esto pinta un cuadro preocupante, pues aun cuando tenemos una población joven que podría ser motor del desarrollo, en las mujeres vemos cómo afecta el embarazo temprano, ya que más de la mitad tienen que limitarse a labores del hogar y la mayoría en condiciones económicas difíciles.
El Banco Mundial en su estudio “Embarazo Adolescente y Oportunidades” entiende que este fenómeno se ha convertido en un motivo de preocupación al momento de elaborar políticas públicas ya que determina un menor rendimiento educativo y peores oportunidades en el mercado laboral para las mujeres.
Aquí citaré algo que me pareció de suma importancia en el estudio del Banco Mundial y cito “las decisiones de fecundidad deberían ser el resultado de la elección y no de las limitaciones”.
¿Es el embarazo una vía de escape para nuestras jóvenes de menores ingresos? Sin duda que lo es. Se trata de la forma de entender que escaparán de la marginalidad, que las hará más independientes y que se les tomara más en cuenta. Cuando en realidad lo que hacen es en muchas oportunidades repetir el modelo familiar donde se desarrollaron, la ausencia de la figura paterna o incluso la presencia de varios hombres en la vida de la madre, muchos de los cuales han abusado de ellas o lo han intentado.
Hay tres factores, de acuerdo al estudio, que inciden en el embarazo precoz: la racionalidad, la conducta donde influyen la baja autoestima y falta de educación y, finalmente, las interacciones sociales donde las adolescentes pueden estar influenciadas por amigas que han quedado embarazadas.
El estudio trata sobre la idea de agencia, que debe desarrollarse como política de estado en el país ya que ayuda a las jóvenes a fijarse metas, evitar las presiones del compañero, mejorar su poder de negociación para que su pareja acepte utilizar anticonceptivos, pero sobre todo aumentar su autoestima.
La semana próxima continuaremos con la segunda parte, entiendo que es muy importante tomar conciencia de un tema que pasa desapercibido para gran parte de la población y se constituye en un drama para la adolescente, su familia y la criatura que trae al mundo.
