Comer sano no sólo es deseable sino más barato. Si bien es cierto que comprar verduras ecológicas o carne de primera es más caro, comer sano es cuestión de orden y de buenos hábitos. Y básicamente de ser nosotros quienes cocinemos, evitando en lo posible los productos elaborados: más caros y menos sanos.
El Consejo Europeo de Información Alimentaria reconoce que existe una falsa creencia generalizada de que la comida sana es cara. Aunque supone quizá un extra de planificación y reflexión, es posible comer de forma sana con un presupuesto limitado.
Para ello nos dan estos consejos. Frutas y vegetales estacionales suelen tener un precio más bajo.
Cocinar en casa Un reciente estudio estadounidense evaluó el coste de comprar alimentos siguiendo las recomendaciones dietéticas nacionales en un supermercado en comparación con adquirir comida rápida en restaurantes modernos. Los alimentos que se compraron en el supermercado incluían grandes cantidades de fruta al peso, vegetales congelados, pechuga de pollo, carne magra, pasta, panes, cereales de desayuno y productos lácteos. Las comidas compradas en los restaurantes modernos eran bocadillos, carne de pollo empanada, patatas salteadas o fritas, zumo, café y refrescos.
Los análisis revelaron que el coste por caloría de la dieta de comida rápida era un 24% más elevado que el de la dieta cocinada en casa. Sin embargo, este cálculo no tuvo en cuenta los costes de la infraestructura privada para cocinar ni el tiempo necesario para comprar y cocinar los alimentos, aunque el ahorro global podría ser en cualquier caso menor. No existen datos comparables a nivel europeo.
Hay que estar atentos a las ofertas y comprar lo que sepamos que vamos a comer.
Seguir las recomendaciones dietéticas Se suele pensar que comer sano es caro pero la variedad de posibilidades de las tiendas, mercados y supermercados actuales proporciona un amplio abanico de alternativas. Además, las directrices dietéticas recomiendan sólo pequeñas cantidades de alimentos costosos como carne, pescado, pollo y queso. De hecho, deberíamos comer más judías, lentejas y otros alimentos baratos como pan integral, arroz, pasta y otros cereales.
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