Los seres humanos nos empeñamos todo el tiempo en cubrir nuestras necesidades básicas, la salud, la alimentación y la educación.
Tener un empleo que nos permita solventar nuestros gastos o por lo menos subsistir, es una de nuestras prioridades en la vida.
Sin embargo, se puede tener todo y si ese todo material y económico nos llega cuando no tenemos a quien amar o quien nos ame, definitivamente no sabe igual.
Pero no solo eso, es que la vida no es la misma sin amor. El otro día hice esa reflexión y como para asegurarme, observé varios ejemplos o simplemente recordé algunos.
El resultado: ¡increíble! ¡El amor lo cambia todo!
La felicidad que da el amor nos hace, no solo mejores, sino más bellos.
Es una belleza nueva que reflejamos, que sale de lo más profundo de nuestro ser y que los otros perciben a nuestro alrededor. Una persona callada, tranquila, cuya presencia los demás apenas notan, de repente se transforma, es otra, se ve y se siente más segura, más feliz, más hermosa.
Ese es el efecto revitalizador del amor. Eso es parte de lo que recordé, de los ejemplos que vi, citaré el de una mujer que había cerrado el capítulo del amor para siempre.
A pesar de ser muy joven, ella estaba segura de que en su vida no hacía falta nada más, se sentía a gusto con su trabajo, donde contaba con un excelente jefe y ambiente laboral, sus hijos la hacían inmensamente feliz. Con eso bastaba, o al menos eso creía. Pero un día de diciembre, recibió sorprendida una invitación a cenar.
Aceptó con ciertas dudas, no acostumbraba a salir con nadie, pero la persona que la invitó gozaba de su aprecio y de su confianza.
La noche fue perfecta
Ese fue el inicio de una nueva vida, el empleo, los hijos y el ambiente laboral siguen siendo los mismos, pero ella definitivamente es otra mujer, una más hermosa, más feliz.
El esmero con que elige la ropa que va a lucir, sus labios pintados de rojo rubí, la dedicación al peinar sus cabellos, el brillo de sus ojos y la alegría reflejada en el rubor de sus mejillas lo gritan a los cuatro vientos…el amor le ha cambiado la vida. Ahora todos la señalan y la acusan: “estás enamorada”. l