Cuando Rafael Soriano hizo su entrada al camerino de visitantes del estadio Great American Ball Park en Cincinnati para el primer partido de una serie a finales de julio entre los Rojos y los Nacionales, le esperaban en su casillero cuatro contenedores en dos bolsas plásticas.
Dentro de los recipientes había suficiente arroz y habichuela al estilo dominicano con suficiente pollo para alimentar a una pequeña familia. Ramón Santiago, veterano jugador de Cincinnati y al igual que Soriano nativo de República Dominicana, fue el responsable del envío. Al día siguiente, le tocó a Johnny Cueto suplir la comida dominicana hacia el lado de visitantes.
Esta tradición se da a diario en el béisbol. Los dominicanos son mayoría dentro de los foráneos en las Grandes Ligas, cerca del 11 por ciento de los activos para el día inaugural, y con el demandante calendario de la temporada, esos jugadores extrañan la comida de su tierra. ¿Saben lo difícil que es encontrar un restaurante dominicano en Cincinnati o Minneapolis?
Así que los dominicanos, aun aquellos que no se conocen bien, se encargan de proveer alimento. Los que están en la casa son responsables de mandar comida a los que están en la ruta. Albert Pujols (Anaheim), David Ortiz (Boston) y Nelson Cruz (Baltimore) siempre lo hacen. Robinson Canó (Seattle), Francisco Liriano (Pittsburgh), Carlos Gómez (Milwaukee), José Reyes (Toronto) y Adrian Beltré (Texas) también hacen su parte.
“Adoro mi comida dominicana”, dice Cruz en español al Washington Post. “Y el día que no me como mi arroz, no me siento bien. Sé que otros dominicanos se sienten de esa manera. Como he vivido lo que se sufre cuando uno está lejos de casa, trato de arreglarles el día y que sea más cómoda la visita al darles comida”, agregó.
No hay fecha exacta de cuándo comenzó la tradición, pero muchos jugadores les dan crédito a Vladimir Guerrero, un nueve veces Todos Estrellas y el Más Valioso de 2004 en la Americana, como el principal referente. La madre de Guerrero vivía con él durante la temporada y era común verla, especialmente cuando estuvo con los Orioles en 2012, con dos fundas llenas de comida dominicana en el camerino para sus compañeros y los visitantes.
“Siempre escuché que Vladimir hacía eso en Anaheim y lo comprobé cuando fui a Anaheim”, dice Ubaldo Jiménez, de los Orioles. Nelson tomó a Guerrero como inspiración y le sigue los pasos. “Doquiera que Nelson va es con esa comida”, agrega Jiménez. Dentro del escalafón dominicano de los mejores proveedores de comida, Beltré, Soriano y Pujols están bien posicionados. Cuando los Orioles estaban en Washington, Soriano les mandó a Jiménez y a Cruz rabo de toro, bacalao guisado y moro. l Washington Post