Por más que se quiso esconder, maquillar y tratar de arreglar, el equipo de Boston era una bomba de tiempo que inequívocamente iba a explotar.
Por más que se intente, aplazar lo impostergable es un ejercicio que fracasa.
Ese cambio con los Dodgers, al menos desde este rincón, es apenas el principio del fin. Salir de Adrián González, Josh Beckett, Carl Crawford y Nick Punto debe ser la primera parte de muchas situaciones por arreglar en una organización que no se organizó para 2012.
Ese camerino tiene más fieras que cualquier circo de renombre. Con la agravante que en esos espectáculos los animales son amaestrados.
Muchos jugadores estaban incontrolables, a juzgar por los reportes internacionales que salían a diario.
Contratar a Bobby Valentine fue un craso error. No es el responsable de todo, pero su estilo incendiario pertenece a un pasado que no encaja en las Mayores.
Valentine y su colección industrial de reglas se irán en cualquier momento.
Los dueños, porque no me parece que el joven gerente Ben Cherington tiene derecho a voto, tendrán que buscar un suplente que no sea como Francona y su línea de dejar hacer, dejar pasar, pero tampoco un dictador como Valentine.
No sé si David Ortiz se queda en Fenway. Habrá que ver. Dinero hay de sobra para salir de cacería en la venidera temporada muerta para cambiarle el rostro a un equipo que no ha superado su Waterloo de septiembre pasado.
Apunte esto
Aún no salgo del asombro con la multa de 15 mil pesos al colega Junior Matrillé, quien fue el recipiente de un puñetazo en su rostro por Marlon Martínez…Cuando se agrede, la situación toma otro giro…No apoyo que colega alguno se salga de los parámetros que exige la profesión, pero eso tampoco es patente de corso para que volvamos a la época de Concho Primo con los cronistas. l