En el baloncesto, la decisión de un dirigente en un momento determinado puede hundir a su equipo y si es en el rigor de la postemporada se nota mucho más.
Sentar al gigante Roy Hibbert en el primer partido ante Miami Heat fue costoso para Frank Vogel.
En pelota a cualquier lanzador le dan un palo o el mejor bateador se poncha ante un pitcher que no es de su nivel, como pasó con Miguel Cabrera en la Serie Mundial pasada ante Sergio Romo.
Pero en el basket es diferente y por eso creo que si San Antonio vence a Miami el genio de Gregg Popovich tiene que imponerse al estilo de Erik Spoelstra, quien ha demostrado que tiene estrategias debajo de la manga y cree en la defensa.
No hay manera de frenar a LeBron James. Con LeBron James solo puede LeBron James. Ese monstruo sabe que es el mejor del planeta y lo ejerce con un poder abusivo.
Ahí entra el reto de Popovich a la hora de escoger su veneno en sus rivales de esta final. ¿Concentrarse en Dwyane Wade, Chris Bosh o quién de Miami?
Spoelstra tiene la misión de aplicarle la primera derrota en finales de la NBA a uno de los más grandes de todos los tiempos. ¿ El zorro de Popovich o el agresivo Spoelstra?
