Antes de comenzar este artículo debo hacer una confesión, Barahona me parece, al igual que Samaná, un destino que es capaz de dejarte sin palabras para describirlo. Dicho esto, comenzaré por decirles que de la misma forma que cambia la tecnología, los hábitos alimenticios, los intereses sociales o hasta la forma de comunicarnos, así también lo hace la demanda turística.
¿A qué vine esto y en qué tienen relación? Les explico. El turista de hoy ya no busca la misma diversión rutinaria, donde te levantas con el ruido de los animadores alborotando a los huéspedes bajo la excusa de ejercitarlos, tampoco le interesan mucho los repetitivos shows nocturnos, ni siquiera la complicada decisión de las comidas en los amplios bufés, al menos no al turista real.
Precisamente por ese hueco, que no sólo existe en la oferta turística nacional, sino en la misma región Sur, es que la familia Schiffino convirtió su casa de esparcimiento en un complejo de lujo basado en la salud y calidad de estancia. Su nombre no podía quedarle mejor, Casa Bonita, donde desde que llegas comienzas a sentir que sanas cualquier dolencia. Por algo han sido reconocidos con la distinción Small Luxury Hotels of the World, que reconoce a los mejores hoteles boutique de lujo del mundo.
Sus propietarios, no quisieron ser uno más, por eso han enfocado todo su concepto en la salud, acorde con las nuevas tendencias. Desde que pasas la puerta sabes que no moverán medio dedo, su personal se pasa de amable, te reciben con un cóctel y toman tus maletas para con una sonrisa llevarte a una de las 12 cabañas de lujo con las que cuenta el hotel.
A pesar, de que todas están preparadas con aire acondicionado y abanico de techo, no hace falta encenderlos, porque las fibras naturales con los que están elaboradas y el estar ubicadas bajo los árboles, hacen que se mantengan frescas. Aunque tienen reloj compatible con Ipod, no será necesario escuchar otra música que no sea la del río sonando a los pies de tu balcón, el sueño llegará sin que lo busques. Estoy segura que si Hemingway hubiera conocido este paraíso, el título que conociéramos hoy fuera “El viejo y el río”.
Su compromiso con el bienestar físico y mental de sus huéspedes va más allá del descanso nocturno, se extiende a los productos que utilizan para el aseo o mejor aún, en toda su gastronomía. ¿Alguna vez te han ofrecido jugo de guanábana en un hotel? Puede que aparezca alguien que diga que sí, pero de seguro no son tan frescas y sanas como las de este lugar, que produce sus propios frutos y hortalizas en su Pat´s Organic Garden. Pero no es lo único fresco, diariamente reciben de los pescadores locales la pesca del día, de donde obtienen los productos que usarán en el menú, que en su mayoría se basa en los mariscos. Incluso, sus mermeladas son elaboradas por la asociación de mujeres de la comunidad y créanme, son un escándalo, atrévase a probar la de guineo y después cuénteme.
No se preocupe si sufre de malestares estomacales o lleva una dieta baja en grasas y azúcares, sólo tendrá que decirlo una vez y los camareros del restaurante lo tendrán pendiente en todo momento. Este hotel no está bajo el formato “todo incluido”, que es lo que garantiza su calidad. El costo no es por persona, sino por habitación e incluye el desayuno, mientras que para el almuerzo y la cena tienen un menú con costos mucho mejores que en la ciudad. Como el objetivo es su bienestar, en la puerta de su habitación encontrará el menú de desayuno colgando, para que pueda marcar lo que deseará y si lo desea o no en el cuarto.
Si va en romance, sólo coménteles a los muchachos que desea una cena romántica y verá como creerá estar soñando. Todo el personal es surrealistamente atento, pero si se encuentra con Yorkendy Félix créame que dio un palo, poco le falta para cargarlo y traerlo a casa.
Disponen de una climatizada piscina infinity, que te da la sensación de estar junto con el mar, ya que desde las alturas donde está el hotel, se tiene el mar a los pies. A su lado está el jacuzzi donde, al igual que en la piscina, no hay tumultos ni bullicio, solo armonía.
SALUD + DIVERSIÓN
No vayan a pensar que todo es estar encerrado en la habitación descansando. Hay de todo para hacer en este lugar. Sus propietarios han diseñado un sendero por todo el alrededor de la montaña, que se puede recorrer a pies, a caballo o en bicicleta y tienes la opción de hacerlo con o sin guía. Lo mejor, es que en el camino hay una amplia cantidad de árboles, de los cuales puedes recoger víveres o frutos y al regresar, se los entregas al chef y le dices cómo los deseas, incluso, puedes participar en su preparación.
Para los más aventureros está el canopy o tirolina, una travesía en cables suspendidos de 1,000 metros entre 10 plataformas estratégicamente ubicadas alrededor del bosque tropical que rodea Casa Bonita. Es una experiencia única, en la que te sientes Tarzán y disfrutas del aire fresco, puesto que todo el tiempo vas bajo la copa de los árboles. Y lo mejor es que al terminar la experiencia, en la última parada te espera un área de recreación con un pequeño bar y un horno de leña para que disfrutes de pizza y tu bebida favorita, como si estuvieras de picnic, pero sin cargar canasta.
Pero a donde no puedes dejar de ir es al Tanama Spa, que significa refugio de mariposas y en verdad lo es. Es el único eco spa que hay en el país, ubicado en un bosque tropical a orillas del río que procede de la mina de larimar y cuyas aguas son beneficiosas para la salud. El sólo hecho de entrar es ya una experiencia increíble. Desde que atraviesas la puerta comienzas a sentir la armonía que te transmite su camino blanco, el olor de la naturaleza mezclado con las hierbas aromáticas te transportan a otra dimensión.
Aquí te ofrecen un amplio menú de tratamientos, entre los que se encuentra el ritual “Él y ella”, en el que las parejas reciben un masaje uno al lado del otro, agarrados de la mano, y al finalizar, pasan al jacuzzi preparado con pétalos de rosas, velas y una copa de vino, mientras a los pies el sonido del río les acompaña. También tienen un ritual taíno aplicado con granos de café y cacao, cuyos granos son secados y molidos por las terapeutas. Su más reciente tratamiento es el temazcal, que es un baño de vapor dentro de un iglú, que tiene propiedades purificadoras. El procedimiento es calentar unas rocas en un horno de leña, se introducen en el iglú y se rocían con té, que es el que produce el vapor, algo así como el sauna de los aztecas.