Si canta la escuela la Patria se eleva (2 de 2)

En una de mis anteriores entregas escribí un artículo con este mismo título con el que recuerdo los buenos momentos de nuestros años en las Escuelas de la época que ampliamente se distinguieron como la continuación del hogar y este título es…

En una de mis anteriores entregas escribí un artículo con este mismo título con el que recuerdo los buenos momentos de nuestros años en las Escuelas de la época que ampliamente se distinguieron como la continuación del hogar y este título es fruto y consecuencia de la campaña que hicimos en 1976 con el doctor Leonardo Matos Berrido para recordar el componente escolar de la “Patria en la Canción”, utilizando el libro del excelente educador don Ramón Emilio Jiménez, dedicado a la Canción Escolar, cuyo lema de “Si Canta la Escuela la Patria se Eleva”, aún se recuerda con mucha emoción.

Es interesante la introducción que se hace de ese libro educativo a que hacemos referencia más arriba, por lo que incluyo a continuación para que sirva de orientación pedagógica a quienes utilicen las estrofas que considero interesantes de las mismas, de los himnos a Sánchez y a Mella.

El prólogo de esta nueva edición de “La Patria en la Canción” de Ramón Emilio Jiménez, se reproduce a continuación y con la debida licencia, el panegírico que pronunció el licenciado Pedro Troncoso Sánchez en el sepelio del ilustre poeta y periodista el 13 de noviembre de 1971 que fue el siguiente:

Son tres instituciones culturales las que hablan por mi humilde intermedio para expresar el dolor de este día ante la partida sin retorno de Ramón Emilio Jiménez. La Academia Dominicana de la Historia, la Academia Dominicana de la Lengua y el Instituto Duartiano. A las tres dio su espíritu, su sapiencia, sus talentos, su bondad. Esta concurrencia de instituciones en un solo duelo es señal suficiente de la vastedad e intensidad del campo abarcado por la generosa influencia intelectual del ilustre fallecido.  La extensa y variada obra escrita que dejó, en la forma perenne del libro y en la pasajera de la hoja periódica, es la prueba palmaria de que el honor de su pertenencia a estas instituciones no significó en él un galardón insubstancial, sino la rigurosa consecuencia de su valor como apasionado de la historia, como pulcro y fecundo artista de la palabra, y como patriota digno del patrón duartiano.

Venido al mundo el 18 de septiembre de 1886, en momentos tan tormentosos para la vida nacional, que ese mismo día una bala perdida hirió al recién nacido, Ramón Emilio Jiménez formó su hombría de bien al amor de aquellas dos madres que fueron para él un culto inextinguible y que él evoca en versos inolvidables.

Tempranamente manifiesta su decidida vocación por las letras y ya en 1906, de veinte años, funda con José Antonio Hungría la revista “El Pensamiento”, al tiempo que a la sombra benéfica del ilustre educador Manuel de Jesús Peña y Reynoso se hace de una cultura que le pone a la altura de su tiempo y le amplía la conciencia de su condición de dominicano.

Este dominicano se formó, con tal intensidad asumió su papel de dominicano, comprometido en extraer y sublimar la esencia de lo dominicano, que su vida fue un sacerdocio consagrado de un ferviente ideal dominicanista. Produjo obras que a todos los dominicanos nos hacen más dominicanos después de conocerlas. Tal es el caso de “El Patriotismo y la Escuela”, y “La Patria en la Canción”.

I. HIMNO A SÁNCHEZ
Sánchez glorioso, varón ilustre
que no supiste jamás hollar
los sacros fueros del patriotismo
que levantaron el patrio lar;

II. HIMNO A MELLA
No fue nunca la divisa del instinto de matar,
ni fue el rígido instrumento de la fuerza militar,
provocando las groseras ambiciones del poder:
fue tu espada la divisa del honor y del
deber.

III. HIMNO A LA BANDERA
Ya empezó su trabajo la escuela
y es preciso elevarte a lo azul
relicario de viejos amores,
mientras reine la mágica luz.

IV. HIMNO A LAS MADRES
Venid los moradores del campo a la ciudad
y entonemos un himno de intenso amor filial.
Cantemos a las madres su ternura y afán
y su noble atributo de abnegación sin par.

En nuestros días de estudiantes  existían en nuestros pueblos las bandas municipales que los jueves y domingos alegraban los parques en las llamadas “retretas”, las cuales lamentablemente desaparecieron las que serán rescatadas por el Ministerio de Educación, rescatando una tradición inolvidable del país, lo que fue motivo de un interesante editorial en un periódico nacional con el título:  “Por una escuela alegre, que cante, que baile y que dance”.

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