El pasado jueves se desarrolló una cumbre entre República Dominicana y Haití. Estos encuentros se han dado en los últimos meses para buscar una solución a la tensión que por años ha afectado a nuestras dos naciones.
La reunión ministerial estuvo dirigida por la parte dominicana por el Ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo y la haitiana por el Primer Ministro Laurent Lamothe.
Ambos en sus declaraciones iniciales hicieron votos para que de esa reunión se dieran una serie de acuerdos que seanbeneficiosos para ambas partes.
Es mucha la desconfianza que tiene parte de nuestra población, pues entienden que ninguno de los acuerdos arribados en dicha cumbre serán cumplidos por el vecino país.
No cabe dudas que muchas veces los acuerdos han sido violados y que existe una presión sobre la nación dominicana para que cargue con el peso de la crisis del hermano país, la cual responde a la quiebra económica que Francia sometió a su antigua colonia, dictaduras, gobiernos incapaces de crear instituciones y desarrollar una clase media que fuera capaz de impulsar el desarrollo de una economía que en los años cincuenta tenía un turismo mayor que el nuestro, empresas de zona franca y como nación era internacionalmente mucho más conocida que nosotros.
Un empresario muy agudo que estaba sentado a mi lado no le pasó desapercibido que tanto un ministro dominicano como haitiano se refirieron a que éramos dos naciones que “desgraciadamente compartíamos la misma isla”.
El diputado Vinicio Castillo ha mantenido una campaña muy activa ya que entiende que se prepara un reglamento que conduciría a haitianizar el país.
Internacionalmente se ha tejido por años una campaña que nos ha querido presentar como anti haitianos, lo cual es injusto dado que es nuestro país el que más ha cargado con la crisis de la hermana nación.
El Consenso de Boston donde en su momento participaron el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela Nicolás Maduro, hoy Presidente de esa hermana nación y el senador John Kerry hoy Secretario de Estado de los Estados Unidos, procuraba la unificación de ambas naciones y nunca olvido que el hoy Vicepresidente Joe Biden limitaba el problema haitiano a una simple falta de gerencia.
Los dominicanos desconfían de los haitianos y los haitianos de nosotros, existen razones más que suficiente para esa percepción.
Sin embargo y nunca poniendo en riesgo nuestra soberanía, pienso que es el momento de buscar soluciones, los países que comparten fronteras y tienen diferencias económicas la migración se da como fenómeno natural ya que los ciudadanos buscan mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias.
El intento de migrar es casi imposible de evitar, es por eso que se necesita una política migratoria clara y estricta tal y como la aplican todos los países sin ser criticados como cuando nosotros queremos imponer nuestras reglas. Acaso no lo hace Puerto Rico, los Estados Unidos que en estos momentos son muy criticados por la devolución de niños que cruzan sus fronteras. No evita la Florida la llegada de más cubanos y de haitianos. Las islas del caribe los devuelven sin contemplaciones porque afectan su presupuesto.
El escepticismo que existe en nuestra población es algo que estoy seguro el presidente Medina y su equipo tomarán en cuenta. Cuando defendí en mi cuenta de twitter la postura que asumió el Ministro Montalvo como cabeza del equipo negociador recibí mensajes como este que copio para que tengamos en cuenta de la aprensión que existe en la ciudadanía: “Mientras se dice eso en la reunión se prepara un traje a la medida con el reglamento de haitianizar el país”, “Internacionalmente nos acusaron del apartheid”, “Estimado Celso, Haití no ha cumplido ni va a cumplir ningún acuerdo. Es un país sin soberanía intervenido militarmente”. Yo tuve relaciones cercanas con Haití en un momento dado…sé cómo piensan a la perfección. No crean en ellos”.
Es cierto que nuestras relaciones han sido traumáticas, pero si no damos un viraje a nuestras relaciones seguirán siendo así. Debemos crear oportunidades de negocio en la frontera que beneficie nuestras comunidades pobres y evite la migración. No podemos permitir que nos utilicen como país de conveniencia ni lo organismos internacionales ni los países que abandonaron Haití, pero como decían los ministros para bien o para mal somos siameses, pero siameses con cultura diferente, idioma diferente, necesidades diferentes. Es por eso que debemos ser firmes en nuestros objetivos como lo han sido ellos por años y han logrado presentarnos como victimarios, cuando hemos sido más solidarios que nadie y hemos recibido en nuestra nación cerca de un millón de haitianos.
Establezcamos reglas migratorias claras, busquemos soluciones dominicanas, que nadie nos imponga condiciones y si luego de hacer todos los esfuerzos para lograr demostrar que estamos haciendo los esfuerzos por convivir ordenadamente y de no lograrlo que no se culpa del lado este de la isla.
Para los que nos lean no piensen que prima en nosotros el interés comercial, queremos ser pragmáticos y reconocer que esta fue una reunión donde hubo entendimientos, donde primó un ambiente de respeto por parte de ambas naciones, una reunión sin ningún tipo de tensiones.
Tendamos un puente, estemos vigilantes, pero sin necesidad de siempre pensar que es imposible regularizar la migración que nuestros recursos permitan, no que sea las que nos quieran imponer. Las grandes potencias que pongan también su cuota, no son limosnas lo que necesita Haití, son oportunidades de crecimiento para que deje de ser la nación más desfavorecida del continente.