La rutina tiene su encanto, en una ocasión un profesor, escuchando las quejas ingratas de sus alumnos decide invitarlos a un café, sobre la mesa colocó una gran jarra y tazas diferentes en diseño, tamaño, textura y valor.
Servidos con taza en mano les preguntó: ¿notaron que eligieron las mejores tazas y dejaron las simples? Les aseguro que la taza no agregó nada al sabor o calidad del café; ustedes realmente querían un café, no una taza, pero voluntariamente eligieron la mejor taza. Supongamos que el café es nuestra rutina, entonces observen ésto: la taza no mejorará el sabor del café, por tanto, no cambies calidad de vida por propósito. La felicidad no está en las mejores tazas sino en el autor de una vida con esencia! 

La rutina tiene su encanto, en una ocasión un profesor, escuchando las quejas ingratas de sus alumnos decide invitarlos a un café, sobre la mesa colocó una gran jarra y tazas, diferentes en diseño, tamaño, textura y valor.

Servidos con taza en mano les preguntó: ¿Notaron que eligieron las mejores tazas y dejaron las simples? Les aseguro que la taza no agregó nada al sabor o calidad del café; ustedes realmente querían era un café, no una taza, pero voluntariamente eligieron la mejor taza. Supongamos que el café es nuestra rutina, entonces observen ésto: la taza no mejorará el sabor del café, por tanto, no cambies calidad de vida por propósito. ¡La felicidad no está en las mejores tazas sino en el autor de una vida con esencia!