Algunas casas del barrio La Barquita no solo están sumergidas por las lluvias que anegaron el sector, sino que sus moradores están afectados por la desesperación de ser desalojados lejos del peligro.Rosa García expresó ayer que en la medida en que sube el río Ozama durante los días de aguaceros, así sube en ella la angustia y el miedo de tener que salir junto a sus cinco hijos, y dejar sus casas cuando empiece a llenarse de agua.
“Yo tengo todo recogido en mi casita, si el agua se acerca mucho a mi casa, saldré corriendo aunque no tengo adónde ir, será ir a una iglesia. Estamos pidiendo a Dios que el Presidente nos saque de aquí”, expresó.
También agregó que no ve la hora en que sean reubicados en “La Nueva Barquita”, proyecto que construye el Gobierno para beneficiar a unas mil 200 familias que serán trasladadas al sector La Javilla, en Sabana Perdida.
Según explicaron dirigentes comunitarios del referido sector, todavía ayer no habían recibido ninguna ayuda de las autoridades.
Explicaron que el Área II de Salud y el Ayuntamiento de Santo Domingo Este distribuyeron fundas plásticas, para que los más vulnerables a la crecida del río, empaquen sus pertenencias, para facilitar su salida de las casas cuando estén en peligro y sea necesaria su evacuación.
Los dirigentes del sector expresaron que esas fundas no son suficientes, porque hay al menos 47 familias que están refugiadas en la Capilla San José, sin nada que comer ni beber.
Ante esa situación, Josefina Madé, presidenta de la Junta de Vecinos La Milagrosa, explicó que los afectados por las inundaciones necesitan alimentos y lonas para crear refugios improvisados para otros que tuvieron que dejar sus casas y no tienen adónde ir. Las lluvias registradas durante el fin de semana son producto de un disturbio tropical que incomunicó a 23 comunidades.