No entiendo ¿cómo en un país donde se trata de erradicar el analfabetismo y las autoridades ponen su empeño en elevar el nivel educativo de los dominicanos, los libros pueden ser tan caros? El elevado costo que debe pagar la gente por un libro de cualquier índole, representa una especie de condena irrevocable a la ignorancia. Recientemente fue celebrada la Feria Internacional del Libro, una actividad que cada año concita la atención de los dominicanos y que se supone un escenario ideal para adquirir, leer y conocer textos y obras literarias de distintos autores, sin embargo, no es un secreto que no son los libros, la principal atracción de esta actividad.
Cada vez que concluye, la llamada fiesta de la cultura, llueven las quejas de los libreros por las bajas ventas registradas durante los días que dura la feria. Eso no es raro, no a todos le sobran 500 o 1000 pesos para comprarse un libro. De no ser por los diferentes sitios web destinados a la publicación de distintos textos, en este país, nadie leería ni un “paquito de Condorito”. Es verdad que la lectura no es el fuerte de la mayoría de los dominicanos y lo serás cada vez menos, si aquellos padres que le han tomado el gusto al hábito de leer y quisieran inculcárselo a sus hijos, no pueden hacerlo, porque sus recursos no le permiten darse el lujo de comprarles alguna literatura fuera de los textos escolares, los cuales por sus precios, pocos pueden comprarles en su totalidad.
Quienes cursan estudios universitarios, a veces para una sola asignatura deben comprar hasta tres libros, sin embargo, un solo, que muchas veces es una copia, llega a costar hasta mil pesos, léase bien, una copia mal impresa, mal empastada, con letras ilegibles y páginas menos, por el módico precio de mil pesos y ese libro, a veces, solo sirve para el trabajo de una semana, ya que para los temas siguientes, hay que comprarse otro texto. Del inicial y básico, ni hablar, ahora en los libros de textos los alumnos deben realizar deberes, lo que los hace inservibles para otro estudiante.
La costumbre de heredar los libros del hermano, pasó a la historia. Con este panorama, ¿cómo aspiran los libreros vender y cómo pueden los dominicanos acceder a la lectura? Antes los quemaban, los prohibían y ahora los convierten en una mercancía inalcanzable.