Los dominicanos, entre nosotros mismos, nos atacamos cuando vemos a otro desayunar con víveres, huevos, salami, queso frito y en algunos casos, hasta carne temprano en la mañana. Por lo general, siempre se lo atribuimos a la gente de campo, que le gusta comer pesado, porque lo cierto es que los capitalinos somos más de pan o empanadas, que no sé a quién se le ha ocurrido decir que es ligero.
En la actualidad, estos maravillosos desayunos de la abuela han sido reemplazados por corn flakes, ensalada de frutas, yogourt, entre otros. Pero ¿en serio esos desayunos eran tan pesados?, en especial cuando esa es la comida más importante del día.
El restaurante El Agave nos demostró recientemente que nuestros abuelos nunca estuvieron errados y que no somos los únicos en el planeta en “jartarse” al levantarse. Para ellos esto es casi un ritual, es parte de su cultura, por algo su gastronomía fue reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO, en 2010.
¿Qué desayunan los mexicanos? El chef Rubén Mota, responsable de las delicias que ofrece El Agave, reafirmó una teoría que siempre he tenido “la comida mexicana es la misma, pero con diferentes presentaciones”. Sin embargo, aclaró algo que no había analizado, pero en lo que inexplicablemente tiene razón, “aunque sea la misma, y unos nachos tengan los mismos ingredientes que unos tacos duros, por una extraña razón, no saben iguales”.
Ya en materia, les cuento que en el desayuno típico mexicano el huevo es el gran protagonista. No importa si son rancheros, fritos, con salsa roja o verde, pero siempre huevo en la mesa para comenzar el día. Esto, por lo general va acompañado de sus tradicionales frijoles refritos, y creo que está de más decir que no pueden faltar las tortillas de maíz, no de trigo, de maíz.
A esto se unen los chilaquiles, que no es más que los ya conocidos totopos (nachos) bañados en salsa roja o verde, queso fresco, crema agria y frijoles refritos. Quien lo desee puede pedirlo con pollo o huevo.
Crecimos escuchando al Chavo del Ocho delirar y mover cielo y tierra para obtener una sabrosa torta, en su caso de jamón y queso. Pues esto lo hacía porque al igual que los tacos, estas son indispensables en la mesa mexicana. No importa el relleno, pueden ser tan variados como sea la nevera, los gustos o las regiones. En El Agave las puedes disfrutar de huevo con chorizo, jamón y queso o de huevo con jamón, servidas en el típico pan que llaman bolillo.
Aunque a regaña dientes, Rubén Mota se dejó llevar un poco de la creatividad y romper un poquito con la tradición, para crear el Santa Fe Skillet, que son papas salteadas con huevo revuelto y chorizo, gratinadas con queso mozzarella. Dejarse llevar un poco fue la mejor decisión, ya que este es uno de los platos más solicitados.
Si a este surtido desayuno le sumas una de las casi celestiales limonadas de El Agave, es cierto que no te podrás parar, pero sentirás que tanto movimiento de mandíbula valió la pena.