La realidad es que la vida me ha demostrado que siempre viene algo mejor. Claro, tengo mis momentos de enfado. Los hemos tenido todos. He aprendido que vivir alimentando sentimientos tóxicos perjudicará todo nuestro cuerpo, física, mental y emocionalmente. Eso me sucedió muy reciente. No podía evitarlo. Me sentía dolida. Así que en ese momento de no poder luchar, decidí, por quizá segunda vez en mi vida, soltar el traje de mujer maravilla y buscar ayuda, aunque ésta simplemente se trate del consuelo de mis amigos.
Nunca he sido víctima de maltrato, mis padres se encargaron de reforzarme el no permitir que eso me suceda, pero a veces he dejado que ciertas situaciones me acorralen y me hagan sentir como si lo fuera. Redactando este editorial, siento que esa condición de mujer no maltratada me impide escribir sobre traumas o situaciones que desconozco. Así que hablaré de las que sí entiendo, las que refuerzo cuando llega la tormenta: las heridas siempre sanan, con paciencia, pero sanarán si tomamos una decisión a tiempo. Siempre es un buen momento para decir “Ya no lo puedo tolerar más” o “Sí, acepto tu ayuda”. Hablar con alguien cercano construirá el camino que debes seguir de a poco. De igual forma, conversar con quien no te conoce puede resultar de gran ayuda para obtener otra perspectiva de los hechos. Valorarte siempre te fortalecerá más de lo que puedes hacerlo al atacarte o sentir que no eres suficiente. Vivir el presente que quieres y que mereces es la manera de vivir, y puedes decidir comenzar a hacerlo hoy. ¡Actúa!
@AiramToribio
