Abril: Otro mes de la patria

Dedicatoria: A mi hermano Marino Almánzar García.Consecuencia de las importantes celebraciones que el país conmemora en el mes de febrero, como son: El Día de Duarte, el de Mella, el de la Bandera y el de Francisco…

Dedicatoria: A mi hermano Marino Almánzar García.

Consecuencia de las importantes celebraciones que el país conmemora en el mes de febrero, como son: El Día de Duarte, el de Mella, el de la Bandera y el de Francisco del Rosario Sánchez, valiosos y queridos padres de la patria por haber sido actores e ideólogos de nuestra Independencia Nacional, desde el 26 de enero y el mes de febrero han sido declarados por el Gobierno nacional como el Mes de la Patria.

Sin embargo, el mes de abril debe declararse, también, como mes de la patria, pues en ese mes se recuerdan dos hechos importantísimos que el país nunca olvidará, como fueron, primero, la Revolución de Abril que estalló el 24 de ese mismo mes y la infame segunda intervención norteamericana, en la que desembarcaron 42 mil infantes de marina, porque entendió el gran coloso del norte que tendríamos un gobierno semejante al de Cuba, que encabezó el gran líder cubano Fidel Castro.

La revolución comenzó cuando militares progresistas, jóvenes académicos, en desacuerdo con el golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch y, de acuerdo a informes fidedignos, trataron de dar un contragolpe, pues estando preso Bosch, se les acercó el entonces coronel Rafael Fernández Domínguez para reponerlo como presidente constitucional para lo cual tenía propiamente, preparada la ocupación con los tanques del batallón blindado de San Isidro, tanto del Palacio Nacional, como el de la Policía Nacional, que fue desautorizado por Bosch, al preguntar si habría derramamiento de sangre a lo que con toda sinceridad se le respondió afirmativamente.

La revolución se inició la tarde del 24 de abril, cuando un grupo de oficiales hicieron preso al Jefe de estado Mayor del Ejército Nacional, general Marcos Rivera Cuesta, y al grupo de militares que le acompañaban, el capitán Mario Peña Taveras, por instrucciones del coronel Hernando Ramírez (EPD) llamó al doctor Peña Gómez, quien en ese momento se encontraba en el programa radial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), “Tribuna democrática” y éste a su vez anunció al país, que el Gobierno del Triunvirato había sido derrocado y que se hacían los preparativos para el retorno del profesor Juan Bosch al poder.
La noticia cundió como pólvora en el pueblo, y la ciudad capital se tiró a las calles a manera de celebración, iniciándose un encuentro entre los militares a favor y en contra de la situación que generó en una guerra civil y fratricida, que dejó muchos muertos de ambos lados motivando la segunda intervención norteamericana con el desembarco de marines, con la excusa de proteger vidas, principalmente de ciudadanos norteamericanos, así como por el hecho de que los militares constitucionalistas instalarían un gobierno comunista.

La ciudad capital fue dividida en dos partes, mediante un corredor que arrinconó a los militares constitucionalistas en Ciudad Nueva, a quienes se unieron un significativo grupo de civiles recibiendo armas para la lucha armada.

Las negociaciones entre los dos grupos llevaron a la instalación de un gobierno provisional, presidido por el doctor Héctor García Godoy, la celebración de elecciones libres y democráticas y la salida de los militares interventores, a la que para darle visos de legalidad fue convertida por una resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Fuerza Interamericana de Paz (FIP), lo que permitió la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas de Brasil, Venezuela, Chile, Paraguay y Costa Rica.

Aunque el coronel Caamaño Deñó se convirtió en la figura principal de la revolución de abril y consecuentemente contra la segunda intervención norteamericana, originalmente, los gestores y orientadores del movimiento constitucionalista fueron el teniente coronel Miguel Ángel Hernando Ramírez y el joven y apuesto militar mayor Rafael Tomás Fernández Domínguez.

Al estallar la revolución el ya coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez ocupaba las funciones de agregado militar en la embajada dominicana en la hermana República de Chile, se trasladó de inmediato a Puerto Rico donde se unió al derrocado presidente profesor Juan Bosch y este coronel vino al país y de inmediato se integró a la zona constitucionalista, decidido a luchar contra la intervención extranjera. Lamentablemente murió junto a otros valiosos militares y civiles que en una arriesgada acción trataron de tomar el Palacio Nacional, con el fin de instalar el recién designado gobierno constitucionalista del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, porque es creencia generalizada de que quien ocupa el Palacio Nacional, es quien ostenta el Gobierno del país.

Caamaño Deñó, ya en la posición de jefe del movimiento constitucionalista, enfrentó el bombardeo del puente Duarte, por parte del bando contrario, específicamente del CEFA (Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas) y la Fuerza Aérea Dominicana.

En el 2012 un importante periódico nacional publicó un titular con esta frase: “Los 12 Oficiales Esencia de la Guerra”. Encabezada por el coronel Fernández Domínguez, seguido por Roberto Cabrera, Héctor Lachapelle, Fernando Cabral Ortega, Rafael Quiroz Pérez, Berto Genao, Lorenzo Sención, José Jiménez Germán, Gerardo Brito, Freddy Piantini, Marino Almánzar, mi hermano de padre y madre y Ernesto González, ambos nativos de Salcedo, provincia Hermanas Mirabal.

En una próxima entrega trataré lo concerniente a la segunda intervención norteamericana.

¡Loor y gloria a estos valientes soldados de la Patria!

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