Todos resaltaron el valor de la familia. Fue entonces sencillo decidir sobre qué escribir. Los dejo con siete “tareas” que mi padre realizó conmigo, y que entiendo todo buen padre debe hacer por sus hijas.
1 Jugar a las muñecas. No por ello dejarás de ser más hombre. Es un momento tú a tú que te permitirá ir descubriendo la personalidad de tu hija. Además, está comprobado que el salir de tu zona de confort les transmite fortaleza.
2 Hacer el desayuno. Aunque sea algo sencillo como cereal con leche. Quien te alimenta te quiere.
3 Decirle que es bella. Y no sólo físicamente, también a lo interno. Nada refuerza el autoestima como eso.
4 Amar a su madre. Y tratarla con respeto y honor. Ella sabrá entonces, que no puede conformarse con menos de lo que su padre mostró a su madre.
5 Apoyarla. No importa si quiere ser periodista pero prefieres que sea odontóloga. Que un padre deposite la confianza en su hija refuerza el camino hacia el éxito, en cualquier tarea que ella se proponga.
6 Sé un ejemplo de hombría. Hombre no es aquel que tiene mil mujeres y se sienta en un sofá a esperar que le hagan todo. Aunque mi papá, así como ninguno de nosotros es santo, él me enseñó el valor de ser mujer. Sencillas muestras de respeto, cortesía o halagos hacia sus amigas, una cajera en un banco, incluso ceder el paso en la calle, servirán como ejemplo.
7 Admitir que te equivocaste. El modo jocoso de Don Toribio admitirlo era decirme, “Tienes que hacer lo que yo diga, no lo que yo haga”, acompañado de una risa. Todavía hoy me río hasta escribiéndolo, pero sabía, que era su forma de decir: tienes razón, me equivoqué, aunque te lleve más de 40 años.