“Es posible que algunos lectores lleguen al ?nal de este libro con la impresión de que el pueblo dominicano ha fracasado porque al acercarse a los quinientos años de vida como sociedad occidental no ha podido organizarse según los esquemas de esa sociedad”, escribió Juan Bosch en su libro Composición Social Dominicana. Deploraba Bosch que pese a identificarnos como una sociedad democrática, los dominicanos no habíamos podido organizar poderes del Estado interactuando de manera independiente, establecer un Estado de Derecho sustentado en una normativa propia de sociedad civilizada. El libro constituyó un grito a la conciencia social sobre la necesidad de que el pueblo dominicano activara y uniera ideas y fuerzas en la construcción de un modelo de desarrollo democrático. No un modelo con los matices de participación, acompañamiento, transparencia y contraloría democráticos que se practican hoy en diferentes latitudes con fines de mejoras, sino de un esquema en el que operen las condiciones mínimas del sistema. No un esquema garantista en derechos sociales que en la sociedad de entrado el siglo XXI expanda las prerrogativas establecidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de mitad del XX, o un “Estado Social y Democrático de Derecho” como el que anuncia el artículo 7 de la Constitución, devenido en mueca a la democratización de nuestra sociedad. No tenemos hoy ni Estado de Derecho ni independencia de los poderes del Estado, premisas básicas de la democracia, capaces de contener las pasiones que generan los intereses individuales, producir el equilibrio social y garantizar seguridad ciudadana y orden público. Cuando vamos para 550 años de lo que Bosch describe como fracaso del sistema para organizarnos como sociedad democrática, asistimos a un formidable retroceso de la aspiración democrática. El presidente Medina ha impuesto su reelección atropellando toda normativa constitucional y democrática que mandaban elecciones equitativas, objetivas y transparentes. El Presidente ampliará la concentración de los poderes del Estado que tiene en su poder desde que se impuso como dueño y señor en su partido y se agenció el apoyo incondicional del PRD. Una indicación de lo que viene la proclamó al afirmar que no quería un Congreso independiente del Ejecutivo, que no quería ni siquiera una minoría opositora que pudiera contrastar sus decisiones. Que en razón de creerse predestinado, de tener un sueño –que Danilo nunca ha contado–, o por las razones que sean, un hombre puede obsesionarse con el poder y desde él violar toda “la legalidad” del país. Pero que las élites empresariales y religiosas lo apoyen por tal faena antidemocrática, y desfilen en romería a felicitarlo, le responde a Bosch y explica los 550 años que cumpliremos de nuestro fracaso para organizarnos como sistema democrático. Así será, mientras las élites empresariales no asuman conciencia de que la democracia es el mejor aliado del capital, porque potencia todas las capacidades de producción y consumo del pueblo.
46 años después, las élites responden a Bosch
“Es posible que algunos lectores lleguen al ?nal de este libro con la impresión de que el pueblo dominicano ha fracasado porque al acercarse a los quinientos años de vida como sociedad occidental no ha podido organizarse según los esquemas…