A 168 años del nacimiento de la dominicanidad

 La República Dominicana surgió la noche del 27 de febrero de 1844, hace hoy 168 años, por la convicción de una juventud resuelta  a ¡ser libres o morir!

 La República Dominicana surgió la noche del 27 de febrero de 1844, hace hoy 168 años, por la convicción de una juventud resuelta  a ¡ser libres o morir!
Las ideas de independencia, libertad y soberanía en que se sustentaron los principios de la dominicanidad, fueron los objetivos enarbolados en la fundación de la sociedad secreta La Trinitaria, el 16 de junio de 1838. 

La materialización del proyecto de nación sólo fue posible por la capacidad de maniobra y estrategia política que demostró esa juventud reclutada por Juan Pablo Duarte, la cual supo imponerse a los planes de protectorado de los conservadores de la época.

Fueron esos mismos jóvenes trinitarios quienes aprovecharon oportunamente, para consumar la causa separatista, la división que existía entre la clase política haitiana para granjearse el apoyo que le brindó el sector reformista encabezado por Charles Hérald,  acérrimo adversario del régimen de Jean Pierre Boyer.

Pero tan pronto Hérald asumió el poder la emprendió contra los independentistas, a quienes persiguió y a no pocos encarceló, entre quienes se cuenta a Matías Ramón Mella, liberado de una cárcel de Puerto Príncipe y desde allí emprender la responsabilidad histórica del disparar el trabucazo en la Puerta de la Misericordia, la noche del 27 de febrero de 1844.

De manera, pues, que la nueva república nació de una firme resolución de ser libres e independientes, aún a costa de perder vidas y bienes, imponiéndose a los nefastos propósitos de los sectores oligárquicos de la parte Este de la isla de Santo Domingo que ni antes ni después dejaron de maquinar en contra del proyecto de una nación libre e independiente de toda potencia extranjera.

Y esas ideas liberales, enarboladas y puestas en práctica inclusive en ausencia de Juan Pablo Duarte, tuvieron que enfrentarse a esos conservadores que enviaron luego al ostracismo a los trinitarios apenas dos meses después de consumarse la anhelada dominicanidad.

Como bien lo señala el trinitario José María Serra, “quienes nos censuraban y ridiculizaban, y nos llamaban filorios por irrisión…, palabra que no tiene significación en el idioma, pero que fue inventada por un rufián para llamarnos por ironía, filósofos”.

Los críticos afrancesados  que se oponían a estos jóvenes, pues en su totalidad no alcanzaban la edad de los 30 años, llamaron despectivamente al movimiento independentista “la Revolución de los Muchachos”.

Ingratitud
Efectivamente, proclamada la indepedendencia y ante la inminente amenaza de invasión de Haití, surgió el enfrentamiento entre quienes no tenían fe ni confianza en la naciente república y los que entendían que los dominicanos eran un pueblo con suficiente fuerza y conciencia para mantenerse libres.

Después de consagrarse la separación, tras las victorias obtenidas en las batallas del 19 de y 30 Marzo, en Azua y Santiago, respectivamente, cuando Haití quiso sobreponerse, los conservadores se impusieron sobre los trinitarios, pese a los esfuerzos de éstos por reorganizarse en una Junta de Gobierno presidida por Duarte.

Sin embargo, los caudillos militares del naciente ejército, encabezados por Pedro Santana, promovieron un contragolpe que llevó a Duarte al exilio y a la prisión a la mayoría de los trinitarios, quienes fueron juzgados y condenados al destierro a perpetuidad.

En menos de cuatro meses quedó arruinado el proyecto de nación que tanto sacrificio había costado a una generación de jóvenes que no escatimó esfuerzo en para concretar tan nobles ideales de redención.

Partía de nuevo Duarte al exilio y el dolor, al verse sin patria, lo llevó a escribir el poema “la cartera del proscrito”, un lamento a la ingratitud de los malos dominicanos que nada hicieron para, sin embargo, beneficiarse luego.

De ahí el canto del patricio cuando el exilio lo consumía triste y solitario: “Cuán triste, largo y cansado, cuán angustioso camino señala en ente divino al infeliz desterrado”.

Infortunio
La Trinitaria fue finalmente aniquilada. Los últimos reductos de la organización fueron inmisericordemente perseguidos a comienzos de 1845.

María Trinidad Sánchez, hermana de Francisco del Rosario Sánchez; Andrés Sánchez, Nicolás Barías y José del Carmen Figueroa, murieron en el patíbulo, irónicamente el mismo día que un año antes la Patria había nacido, y como para que no quedara ningún vestigio de Duarte, la saña fue tal que  toda su familiar fue embarcada hacia Venezuela, en donde, en absoluta miseria, murió el patricio, enfermo y pobre. l tony pina

Aprestos que más tarde se consumaron

Los aprestos anexionistas no se hicieron esperar.

Más que para dar a conocer el nacimiento de una nueva patria, los comisionados dominicanos que viajaron a Europa también aprovecharon la ocasión para proponer la supuesta necesidad de un protectorado con España y Francia, países con quienes indistintamente negociaron las condiciones para tales propósitos.

La Anexión a España, en 1861, promovida por Pedro Santana, constituyó el golpe mortal para la incipiente Primera República.

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