En la actualidad en nuestro país se ha retomado el debate sobre la necesidad de aprobación de los proyectos de Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas y la de Reforma de la Ley Electoral, lo cual, como habría de esperarse, ha generado un ambiente favorable.En ese sentido, es importante recordar que en República Dominicana, en ocasiones las “olas mediáticas” reducen el debate a temas superficiales, provocando que asuntos fundamentales se queden en meras discusiones coyunturales que desaparecen en la misma proporción en que dejan de abordarse en los medios de comunicación. Sin exageración, podemos afirmar que, en cierta medida, no se producen propuestas conceptuales que recojan los avances actuales de las Ciencias Sociales de las sociedades en el mundo a fin de contribuir a la consolidación de la democracia en el país.
Debates de calidad sobre estos temas contribuirán, de seguro, a la construcción de una democracia de calidad y el fortalecimiento de las organizaciones políticas dominicanas.
Tenemos que emprender un debate político de altura, que propicie los consensos necesarios en aquellas cuestiones fundamentales para impulsar la ejecución exitosa de la Estrategia Nacional de Desarrollo al 2030, así como al fortalecimiento de nuestras instituciones, al cuidado efectivo del medio ambiente y de los recursos naturales y avances significativos en la sostenibilidad económica, la salud y la educación y en esa perspectiva, los partidos políticos juegan un rol de primer orden.
Un ejemplo de atraso político lo tenemos en la actualidad en el discurso de los partidos de la oposición, que prefieren un diálogo electoral estéril fuera del Congreso Nacional; propuestas que se hacen con el único propósito de procurar titulares de portadas de diarios nacionales y presentarse ante las cámaras de televisión.
El Senado y la Cámara de Diputados representan los escenarios institucionales, legítimos y legales para proponer que las agrupaciones políticas reasuman a plenitud la formación política y adopten medidas encaminadas a erradicar el clientelismo, el populismo, el transfuguismo y el asistencialismo, que terminan deteriorando el Sistema de Partidos y en consecuencia la democracia.
La República Dominicana requiere de un sólido Sistema de Partidos Políticos y de reformas al régimen electoral que respondan a las exigencias de una sociedad institucionalmente democrática, económicamente sustentable y socialmente justa. Los líderes de la oposición deben entenderlo, repensando sus actitudes y comportamientos, mejorando la calidad de sus discursos frente a los grandes desafíos nacionales.
Hay que entender, como lo ha hecho el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la administración gubernamental que encabeza el presidente Danilo Medina, que los dominicanos y las dominicanas aspiran a vivir en una sociedad cada vez más próspera y menos desigual, en democracia y en libertad. La agrupación fundada por el Profesor Juan Bosch ha venido trabajando intensamente para llevar bienestar a todos los sectores de la sociedad, especialmente aquellos segmentos poblacionales vulnerables.
Un partido educado políticamente, como es el caso del PLD, ha sido el que ha logrado el mayor crecimiento económico en la historia de la República Dominicana, al punto que, para que se tenga una idea, en los últimos cinco años, exhibe una tasa promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB) real de 6.4%, la más alta de América Latina. De igual manera, la tasa de inflación ha sido la más baja en la región.
También somos un mejor país, entre otros aspectos, porque sólo en los últimos cinco años hemos creado más de 500 mil empleos productivos, alrededor de un millón de personas hayan salido de la pobreza y hemos impulsado nuevos modelos de urbanismo social integral, adicionando viviendas dignas. A la vista están nuevo Boca de Cachón, en la zona del Lago Enriquillo; la Nueva Barquita, Santo Domingo Norte; El Riíto, (La Vega), La Mesopotamia, (San Juan); y la Ciudad Juan Bosch, en Santo Domingo Este, entre muchos otros.
Los proyectos de Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas y la reforma de la Ley Electoral ofrecen a los partidos de la oposición la oportunidad de reivindicarse frente a la sociedad dominicana y contribuir, a través de un discurso renovado, de altura, dejando de lado las diatribas, a consolidar los Partidos Políticos Dominicanos.
Realmente no es el Sistema de Partidos el que podría colapsar, son las ideas de ciertos políticos, quienes se autoproclaman líderes. Estas ideas de atraso político no se corresponden con una sociedad global en la que, como afirma el escritor venezolano Moisés Naím, “el poder en el siglo XXI es más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder”.