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Ginebra, 27 dic (EFE).- Transcurrido un lustro desde que se conocieran los primeros casos de covid-19, que desembocarían en la peor pandemia en un siglo, esa enfermedad ya no es vista como una amenaza, pero sigue matando y mantiene alerta a instituciones sanitarias como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2024 la agencia sanitaria de la ONU ha recibido notificación de 3 millones de casos globales, una cifra muy alejada de los 445 millones de 2022, el año con más contagios contabilizados.
Esos casos incluyeron este año unas 70.000 muertes, 50 veces menos que los 3,52 millones de fallecimientos de 2021, el año más letal en cifras oficiales.
El virus SARS-CoV-2 se ha transformado, gracias a las vacunaciones y a su evolución hacia variantes más contagiosas pero a la vez menos letales, en un patógeno comparable a la gripe: una enfermedad que en la mayoría de los casos causa síntomas leves o moderados, aunque aún puede ser peligrosa en personas mayores y otros grupos vulnerables.
“No oímos ya hablar de la covid, pero el virus sigue circulando de forma extendida en todo el mundo. No hay mucha visibilidad sobre ello porque ya no hay tantos tests, la vigilancia se ha reducido”, valora la experta de la OMS Maria Van Kerkhove, quien desde 2020 lidera la respuesta de la agencia a la enfermedad.
La OMS estima, al analizar aguas residenciales de diferentes países, que la circulación real del virus podría ser hasta 20 veces mayor de la calculada oficialmente; también le inquieta la persistencia del llamado “covid largo”, que según sus cálculos afecta a un 6 % de los casos graves tras su recuperación.
“Afecta a múltiples órganos que pueden ir desde el corazón a los pulmones, el cerebro, o puede tener incluso consecuencias en materia de salud mental”, analizó la experta estadounidense en una reciente conversación en el canal de YouTube de la OMS para analizar los cinco años de la enfermedad.
Diciembre de 2019, cuando todo empezó
Los primeros casos de lo que luego se conocería como covid-19 se identificaron en diciembre de 2019 en la ciudad central china de Wuhan, y fueron notificados a la OMS el 31 de ese mes.
El 5 de enero de 2020 la agencia publicó su primera alerta por lo que entonces denominó “neumonía de origen desconocido detectada en China”; el 30 de enero declaró la alerta internacional por ella, el 11 de febrero la bautizó como “covid-19”, y el 11 de marzo la declaró oficialmente una pandemia.
“Recuerdo la primera rueda de prensa que di sobre ello el 14 de enero, pensé que nunca iba a participar en otra”, rememoraba estos días Van Kerkhove, quien acabó protagonizando durante tres años cientos de conferencias sobre el tema junto al jefe de emergencias de la OMS, Mike Ryan.
La OMS sigue recomendando a mayores de 65 años y otros grupos vulnerables que se vacunen periódicamente para evitar formas graves de la enfermedad que conlleven hospitalizaciones: actualmente la vacuna se basa principalmente en la subvariante JN.1, la más extendida actualmente y descendiente de la variante ómicron.
La agencia pide siempre que tiene oportunidad que no se olvide un virus que afectó a casi toda la población del planeta, bien por haberlo sufrido o por tener familiares que lo padeció o incluso falleció por él.
Que la historia no se repita
Busca, sobre todo, que el recuerdo impulse un tratado contra las pandemias, que negocia desde hace casi tres años, con el fin de preparar mejor a todos los países ante futuros patógeneos con potencial pandémico, ya sean nuevos coronavirus, la temida gripe aviar (muy letal aunque aún no transmisible entre humanos) u otro desencadenante todavía desconocido, esa hipotética “enfermedad X”.
Este año, la OMS fracasó en su objetivo de lograr que el tratado se firmara en su asamblea de junio, por lo que las negociaciones continúan, obstaculizadas sobre todo por la falta de consenso entre países en aspectos como la comercialización y distribución de vacunas, tratamientos y pruebas de diagnóstico en caso de pandemia.
“La gente quiere que la covid quede en el pasado, pretender que nunca ocurrió porque fue algo traumático, pero eso nos impide prepararnos para el futuro”, advierte Van Kerkhove.
Las cifras oficiales de la OMS indican que desde finales de 2019 ha habido 777 millones de casos de covid y 7 millones de muertes por covid-19, aunque la propia agencia reconoce que la cifra de fallecidos puede ser hasta tres veces mayor y superar los 20 millones.
Ello la equipara en cifras absolutas a grandes pandemias de la historia como la de gripe de 1918 o incluso con la peste bubónica medieval, aunque eso sí, aquéllas afectaron a poblaciones globales mucho más pequeñas que la actual, por lo que su impacto demográfico relativo fue mucho mayor. EFE
abc/jgb