Santiago. La Sociedad Ecológica del Cibao (Soeci) advirtió que más del 80 por ciento de las fuentes hidrográficas secundaria en el Cibao están secas, como consecuencia de la destrucción de los bosques.
Luis Polanco, director ejecutivo de la Soeci, atribuye también parte de esta realidad a que se han invadidos las zonas montañosas para la extracción de materiales, para el conuquismo o para urbanizar, mientras en algunos casos invasores destruyen la vegetación para construir casuchas, como ocurre en una comunidad de Tamboril.
El ambientalista lamentó la falta de acción de las autoridades y la poca visión del actual ministro de Medio Ambiente, Ángel Estévez, cuyas acciones mantienen en un limbo las oficinas provinciales, ya que todo lo centrado en Santo Domingo. Además le atribuye ser permisivo ante las peticiones que hacen las mineras, mientras descuida la realidad ambiental que vive el país.
Para reflexionar
“Lamentablemente están pelando la cordillera septentrional para el conuquismo, la ganadería y los asentamientos humanos y como consecuencia de estos muchos río están secos”, precisó al reflexionar sobre la precaria situación de las fuentes acuíferas de la zona. Dijo que muchos de los río se nutren de las aguas servidas que salen de los hogares y que no son tratadas y que esas son las pequeñas corrientes que aún se observan en algunas cañadas.
“No nos estamos dando cuenta de la dimensión del problema ambiental, un día de estos no tendremos agua”, dijo para llamar la atención sobre la necesidad de prestar atención a la realidad que se vive y que muchos solo atribuyen a la sequía. En un recorrido por algunas comunidades se pudo comprobar como están secos los ríos Quinigua y Arenquillo de Villa González, mientras se ven los claros en las montañas.
Invasión en montañas acaba con la vegetación
Sobre la situación de Tamboril, donde su principal fuente acuífera, el río Licey, está totalmente seca y en algunos puntos convertidos en basurero, confirmó la invasión de unos terrenos en la zona de Guazumal, donde dijo han llegado personas desde otros puntos de la provincia para destruir la vegetación y construir casuchas en estas tierras, cuyos dueños, están fuera del país.