Santiago. Familias de clase media que desde hace varias décadas adquirieron sus viviendas en residenciales de Santiago, han tenido que migrar hacia otros sectores y ceder su espacio a la diversidad comercial que ha invadido algunas de sus calles.
Para los forasteros, la impresión de llegar a un lugar donde hay una dinámica comercial que incluye una gran oferta de diversión puede resultar agradable, pero para los residentes es una preocupación, ya que poco a poco han perdido la privacidad que se les garantizó cuando decidieron adquirir su casa o apartamento.
Los mejores ejemplos lo ilustran Villa Olga y Los Jardines Metropolitanos, donde hay una gran gama de ofertas gastronómicas, bares, licor stores, tiendas, peluquerías, cafés y otros, lo que le da gran dinamismo al sector, pero también ha hecho que sea inhabitable por la intranquilidad que representa para las familias, ya que llegan clientes de todas partes durante el día y la noche.
Invasión comercial
También se da el caso de que la mayoría de las ofertas comerciales han sido instaladas en calles que se proyectaron como vía de desahogo, como es el caso de la Benito Juárez en Villa Olga y las avenidas Metropolitana y Texas en los Jardines Metropolitanos.
Muchos de estos negocios no tienen los suficientes parqueos para sus clientes, lo que hace que sus calles estén siempre ocupadas y solo dejen una opción para cada dirección.
Aunque en este caso solo se han citado tres calles de estos residenciales, la verdad es que en muchos de los casos los negocios están alternados y comparten con familias que habitan casas y apartamentos, las que sufren la incomodidad de entrar o salir de sus parqueos, en ocasiones bloqueados por personas que han dejado sus vehículo detrás.
Ocurre en otras urbanizaciones donde sus vías principales comienzan a suplir productos de gran demanda y se puede ver como una forma de los residentes no tengan que buscar fuera lo que encuentran en su vecindario, como es el caso de los Embrujo I, II y III, Dorado I y II.
Pero también se da en lugares habitados por clase media baja que están saturados de negocios. Una situación similar se vivió hace varias décadas en el centro histórico de Santiago, donde prácticamente desaparecieron las casas familiares para dar paso a diferentes negocios.
Sus principales calles se convirtieron y permanecen como arterias comerciales importantes, como es el caso de la Calle del Sol, Restauración, Independencia, San Luis, 30 de marzo y otras.
Dice el desorden ocurre por complicidad
Leonel Gutiérrez, de la Junta de Vecinos de Villa Olga, atribuye el desorden que ha llegado a las urbanizaciones a la falta de autoridad de los gobiernos municipales, los que en su mayoría han apañado todos los actos incorrectos, “sin importar los daños que ocasionan a los residentes”.
Citó que frente a la casa club del residencial abrieron un bar en el pasado período, supuestamente apoyados por autoridades.
Con relación a la delincuencia, dijo que en su sector está igual que en todo el país y que a diario se registran atracos y citó el caso de dos reputados médicos a los que le violentaron sus vehículos y robaron objetos.