Con frecuencia a los gobernantes les toca un trago de hiel que destila la gente por demandas que no siempre pueden complacer y proyectos que no pueden ejecutar
Cuando el Partido Revolucionario Moderno (PRM) ganó una mayoría histórica en las elecciones del 19 de mayo de este año, recibió luz verde total para gobernar a sus anchas. Esa victoria también le quitó el recurso de las excusas para no aplicar la propuesta política que la población que acudió a las urnas prefirió.
Además de esa mayoría, el país reporta crecimiento económico constante, según las cifras del Banco Central y de los organismos internacionales, así como reducción de la pobreza y control de la inflación.
También estabilidad política y desde el punto de vista del contrapeso del poder, la oposición quedó muy disminuida para articularse como una retranca a los planes del Gobierno, especialmente ante un partido fortalecido como el PRM y con su líder, el presidente Luis Abinader, bien valorado por la población.
En un contexto así da la impresión de que el segundo gobierno de Abinader sería a pedir de boca.
Sin embargo, parece que nadie previó las dificultades que ha enfrentado el Gobierno con menos de tres meses de iniciada la segunda gestión.
Con cacerolazos incluidos en protesta por el fracasado y engavetado proyecto de “modernización fiscal”, y una crisis de imagen por diversos ruidos como el vacío de autoridad local en La Vega o la designación de una misma persona en dos cargos que chocan con la ley y en conflicto de intereses, el PRM repite la constante histórica de las dificultades que enfrentan los segundos periodos de gobierno para los presidentes y partidos.
Además de la protestas en contra de los nuevos impuestos, el gobierno del presidente Abinader tiene ruidos constantes por el manejo de algunos temas.
Las redes sociales, que antes sirvieron de plataforma de críticas al hoy partido de gobierno, parece que ahora se vuelven en su contra. Cada día un nuevo ruido afecta la imagen del Gobierno, desde los altos presupuestos para alquilar oficinas, lo que choca con el discurso del presidente de la República (a nosotros nos rinden los chelitos) basado en el uso eficiente de los recursos públicos hasta las diferencias a lo interno del Gobierno por temas legales.
Para muestra, dos ejemplos. La contradicción que salió a relucir entre la Consultoría jurídica y el director de Contrataciones Públicas, Carlos Pimentel, por la designación de este último también en la Dirección de Alianza pública Privada, a pesar de que la ley lo prohíbe y se presenta un conflicto de interés, fue advertido por la Consultoría Jurídica.
Igualmente, el Ministerio de Administración Pública, mediante la circular 018031, les exige a los empleados públicos las pruebas de pagos de servicios de energía y agua. Las advertencias sobre la ilegalidad de la medida no se hicieron esperar hasta que finalmente Abinader dijo que no era un requerimiento obligatorio.
El caso de La Vega, aunque no es un tema directo del Gobierno central, fue un decreto del presidente Abinader que designó al entonces alcalde Kelvin Cruz como ministro de Deportes, lo que generó el problema.
El PRM ahora luce atrapado y sin salida legal para llenar el vacío de poder que hay en el gobierno local de La Vega, con el agravante de que cada salida que plantea, como la decisión reciente del Consejo de Regidores de La Vega de dejar sin efecto la renuncia de la vicealcaldesa, Amparo Custodio, complica la situación política, en lugar de cerrar el tema.
Ayer, el vicepresidente del PRM, Eddy Olivares, acusó a los partidos de oposición de tratar de generar un ambiente de conflicto en esa demarcación.
Hasta ahora, el saldo político del caso de La Vega es negativo para la imagen del PRM y ha unificado a la oposición y a la sociedad civil en las críticas al partido de gobierno.
El tormentoso segundo mandato de Danilo Medina
El primer gobierno del expresidente Danilo Medina y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) logró niveles de aceptación histórica. Hasta 85% de popularidad cosechó Medina en sus mejores tiempos y logró reelegirse en 2016 con una votación histórica de 62%.
Luego de la victoria electoral, Medina empezó a sentir la racha de los segundos periodos cuando arrancó la Marcha Verde en contra de la corrupción y la impunidad que logró concentraciones históricas de personas durante gran parte de 2017.
Luego Medina tuvo que enfrentar protestas por el intento de reforma constitucional y en medio de las elecciones de 2020, los cacerolazos y las concentraciones en la Plaza de la Bandera, marcaron la salida del PLD del poder luego de ganar cuatro elecciones presidenciales consecutivas desde 2004.
Leonel Fernández y su sector del PLD que ahora se convirtieron en Fuerza del Pueblo (FP), en el segundo periodo consecutivo 2008-2012, se estrenaron en el novedoso y exitoso modelo de protestas pacíficas, pero efectivas. Se trató del movimiento del 4% para la Educación.
El movimiento fue de tal magnitud e impacto, que obligó a los candidatos presidenciales de 2012 a firmar un acuerdo en el que se comprometían a asignar la cuota faltante para el 4% del PIB, que Fernández había negado, con el argumento de que la calidad de la educación no es un asunto solo de dinero.
El desgaste del segundo periodo de gobierno de Fernández, además de las protestas por el 4% estuvo matizado por el impacto de la crisis económica por la volatilidad de los precios de materias primas. Además las constantes denuncias de supuestos actos de corrupción, laceraron la imagen de la segunda gestión de Fernández.
Más atrás, para las elecciones de 1990, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) retuvo el poder a pesar de la crisis económica que sacudía el país por el aumento en los precios de los productos de primera necesidad, la escasez de combustible y el aumento en los precios de las gasolinas. Ese segundo periodo, de la etapa de los diez años de Balaguer, estuvo matizado por constantes huelgas.
Sin embargo, a pesar de que Balaguer pudo mantener la estabilidad en el país en los siguientes cuatro años e introducir cambios en el Código Laboral y el Código Tributario, su intento de reelección en 1994 llevó al país al borde de un vacío de poder y la solución incluyó recortarle dos años a su tercer mandato, luego de un resultado que la oposición se negó a aceptar.
Difícil segundo periodo del PRD 1982-1986
En el caso del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que ganó un segundo mandato en 1982, aunque no con un presidente que optó por la reelección.
Antonio Guzmán se abstuvo de participar a pesar de que la Constitución lo permitía. La candidatura la encabezó Salvador Jorge Blanco y los desafíos del segundo mandato del PRD, arrancaron desde la transición, cuando el presidente Guzmán se suicidó en el Palacio Nacional, pero le faltaban 40 días para entregar el poder. Su periodo vencía el 16 de agosto, pero el 4 de julio en la noche se quitó la vida.
El segundo periodo del PRD, estuvo caracterizado por crisis económica, especialmente por la alta inflación y el aumento de la tasa de cambio. Esa situación motivó una huelga de tres días en barrios de la capital y el Cibao, lo que se conoce como la poblada de abril de 1984, a dos años de gobierno. Jorge Blanco respondió al levantamiento de la población de tres días de huelga, con lanzar los militares a la calle para contener las protestas crecientes. El saldo de ese enfrentamiento fue cientos de muertos, pero la cantidad exacta de víctimas mortales no fue posible establecerla.
Las primeras reacciones del Gobierno a las críticas
El discurso del presidente Abinader en el que informó el retiro del proyecto de “modernización fiscal” incluyó un enunciado en el que advierte: “Esto implica ajustar el alcance de los planes de desarrollo que habíamos planeado”. Luego de eso, varias instituciones públicas han informado sobre la cancelación de las fiestas de fin de año por supuesta austeridad y ante las dificultades por el retiro del proyecto de modernización fiscal. Una de esas instituciones es el Servicio Nacional de Salud que encabeza Mario Lama. Según se informó en una circular, el funcionario advirtió que no habrá celebraciones navideñas con el dinero de la institución. Argumenta que los recursos se destinarán solo para garantizar el servicio de salud a la población.