La división del PLD, el deseo de cambio de gran parte del electorado y la suspensión de las elecciones municipales, esto último, por la forma en que la población lo asumió, fueron algunos de los elementos que se unieron para provocar la derrota del PLD en el 2020. Pero el PRM también hizo su tarea. Mantuvo la cohesión interna, y presentó una dirección renovada, en un país en el que las cúpulas partidarias se eternizan. Además, está claro que no se limitó a aprovechar la división del PLD, sino que la estimuló. En esta parte hubo cosas que se vieron y otras que no. Una de las acciones visibles fue la participación de Luis Abinader en una marcha contra los intentos de reformar la Constitución, con lo que, entre otras cosas, contribuía a agudizar las diferencias entre los morados. La apuesta no solo era esperar la división, sino atizarla, tal como dice el librito.
Cambios en el panorama
En el cuadro actual, el voto peledeísta sigue dividido entre PLD y Fuerza del Pueblo. El primero se sigue percibiendo como una maquinaria superior, pese al éxodo de dirigentes que ha sufrido. Mientras, la FP tiene un candidato más fuerte, que ha sido tres veces presidente. Esto presenta un equilibrio entre las dos principales fuerzas opositoras. En cuanto al deseo del cambio, no puede ser el mismo que en el 2020, pero es posible que el PRM mantenga en gran parte el apoyo de quienes votaron influidos por ese ánimo. A esos, principalmente, va dirigido el mensaje de que “no miren pa’trás”. Otro elemento que se cita como determinante para el resultado de las elecciones es la abstención del pasado proceso, pero no hay forma de conocer a quién esto afectó más.
Tarea del PRM y Abinader
Es casi una obviedad que, lograr el poder, desde el poder, es mucho más fácil. Abinader y el PRM tienen el reto de mantenerse pese a los cambios en el panorama. Incluso, prepararse para una eventual alianza de los dos principales opositores, aunque mantenerlos divididos sería el escenario ideal para el oficialismo. El esfuerzo parece dirigido a ganar ampliamente las elecciones municipales, con el claro propósito de preparar el terreno para las legislativas y sobre todo, las presidenciales.