El impacto que ha tenido el movimiento “fin de la impunidad” o movimiento verde en el país conjugado con el detrimento de la imagen de los partidos políticos, es como la combinación para “una tormenta perfecta” que va generando la posibilidad de que surja una figura carismática que encarne y simbolice los anhelos de cambios que tiene un segmento importante de la sociedad. La preocupación cobra fuerza cuando se observa que el fenómeno está ocurriendo en otros países como Estados Unidos, con Donald Trump; Guatemala, Jimmy Morales, y en Venezuela, con el fallecido Hugo Chávez.
Hasta ahora, en el país no ha brillado ninguna figura fuera de los partidos políticos en más de 50 años de vida democrática, pues a pesar de la desconfianza que expresa la ciudadanía hacia las organizaciones partidistas, en las elecciones ha optado por apoyar de manera abrumadora las propuestas de candidatos que les presentan los partidos tradicionales.
A pesar de eso, especialistas consideran que el surgimiento de una figura carismática al margen de los partidos es una realidad latente en las actuales circunstancias en el país. El sociólogo Marcos Villamán opinó que esa idea no puede descartarse, y al mismo tiempo dijo que no es deseable.
“No es mentira que la situación que se vive en América Latina y la crisis en los partidos políticos puede aupar a alguien que está fuera de la política y ese es un peligro que debemos evitar”, expresó.
Consideró que es preferible una persona conocida de la arena política a una por conocer que esté fuera de los partidos. “Espero que en el país no haya la necesidad de usar otros caminos porque está el peligro de los populismos que generalmente se asientan en una figura mesiánica que finalmente acaba haciéndole daño a las instituciones y a la democracia”, expresó Villamán.
Para el politólogo especialista en temas políticos de América Latina, René Antonio Mayorga, en el país existe la probabilidad de que pueda saltar a la política una figura ajena a los partidos.
“Creo que existe ese peligro porque se han producido fenómenos de concentración del poder y del control de todas las instituciones democráticas de parte del Ejecutivo y eso es un peligro, porque si eso ocurre en un contexto en que todavía prevalecen grandes desigualdades sociales y económicas se produce una deslegitimación del poder”, citó entre las causas que generan descontento social.
Agregó que la corrupción es un factor desencadenante que agrava la situación de descontento. “En República Dominicana ha habido protestas sociales muy abiertas por el caso de Odebrecht y eso ha tenido repercusión”, dijo.
De hecho, en declaraciones recientes el secretario general de la Federación Dominicana de Partidos Políticos, José Francisco Peña Guaba, llamó a la clase política a revisarse y tomar los correctivos que exige la ciudadanía para evitar que “surja un Chávez (Hugo) en el país”.
Desigualdad aviva la movilización, no las ideologías
Un análisis sobre la calidad de la democracia en América Latina al 2016 publicado por Latinobarómetro, señala que las ideologías no son la causa de la movilización ciudadana, sino la demanda de igualdad, no discriminación y la inequidad social política y económica.
“Más bien el descontento que se observa reside en que hoy la percepción de la ciudadanía es que no tienen voz, no tienen acceso, sus ingresos son precarios y bajos. En otras palabras, esas aspiraciones han dejado de pertenecer a un sector y la democracia lo que ha hecho es convertirlos en demandas universales”, señala el informe.
Si se extrapola ese análisis a lo que ocurre ahora en República Dominicana, tal vez sea esa la explicación a que los opositores al Gobierno y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) han dejado de lado sus ideologías para pelear unidos por las preocupaciones que comparten en común.
Por ejemplo, la Fuerza Nacional Progresista (FNP) maneja una agenda ultraconservadora en temas como la nacionalidad y el aborto, que dista mucho de la ideología de otras organizaciones como el Partido Revolucionario Moderno (PRM), Alianza por la Democracia y Opción Democrática, que se colocan en el otro extremo de la FNP en esos temas. Esas fuerzas políticas también han expresado su apoyo a movilizaciones como la marcha verde que reivindica “el fin de la impunidad” y la corrupción. El informe señala que “el grado de individualismo que ha traído consigo el desarrollo económico le quita el peso a la ideología y aumenta el peso de las demandas”.
Políticos que rechazan los partidos tradicionales
En República Dominicana los partidos de izquierda se han desgastado, pero han surgido otras figuras con un discurso en contra de los partidos tradicionales. El caso más emblemático es el de Guillermo Moreno, presidente y fundador del partido Alianza País, que enarbola un discurso contrario a los partidos tradicionales, aunque hace causa común con ellos en el denominado Bloque Opositor. Moreno ha sido candidato presidencial en cuatro ocasiones sin que haya logrado el apoyo de la ciudadanía, pues no ha alcanzado siquiera el 2% de las votaciones. Recientemente, el ingeniero del área eléctrica Milton Morrison y hasta hace poco vicepresidente de la Asociación Dominicana de Industria Eléctrica (Adies) dejó ese cargo precisamente para dedicarse a la actividad política bajo un proyecto denominado “País Posible”.