Hay personas a los que la vida le cambia en un abrir y cerrar de ojos, a unos para bien y a otros para mal, al punto que le cuesta regresar a sus casas de donde salen a escuelas, trabajos o a realizar una que otra diligencia.
La explosión registrada la tarde del lunes en un centro comercial de la provincia de San Cristóbal, no es la primera de ese tipo que deja víctimas mortales y causa la destrucción de viviendas, edificios y hasta comercios en el país.
En plena lucha contra la pandemia del covid-19 en octubre del 2020, en Santiago se produjo un estallido en la planta de gas licuado de petróleo Coopegas, que causó el deceso de 11 personas, por lo que incluso fueron detenidos los señores Héctor Ramón Vásquez, gerente general de la estación; Aurilio Concepción, presidente; Roberto Antonio Polanco, encargado de operaciones y Emilio Yan, que estaba al frente de la unidad afectada localizada en el municipio de Licey al Medio, luego de que el Ministerio Público determinó que en el suceso hubo negligencia, falla humana y hasta mecánica, porque las válvulas de seguridad que hubiesen evitado el fuego no respondieron al tiempo.
La fuga en la manguera que detonó la explosión se llevó a los integrantes de toda una familia, y es que la pareja de esposos de Griselda Padilla y Juan Francisco Santos, sus hijos Crismely Santos Padilla de 12 años y Grisel Padilla de 15, así como su nieto Braylin de Jesús Ulloa Santos que en ese momento apenas tenía 10 meses de nacido, fueron víctimas del siniestro.
Así lo detallan registros periodísticos, que indican que el estallido de la planta de gas a cuyos responsables se les impuso una garantía económica de 10 millones de pesos, presentación periódica e impedimento de salida, también dejó decenas de heridos, muchos de los cuales tuvieron que recurrir a ayuda psicológica para poder enfrentar las consecuencias del hecho.
Pero la explosión en Coopegas, no fue la primera registrada en Santiago. De acuerdo a un informe del periodista Miguel Ponce publicado por este medio el seis de octubre del referido año, en una década la demarcación ubicada en el norte del país había sufrido al menos siete explosiones o fugas en envasadoras de gas licuado de petróleo, que produjeron cuatro defunciones, heridos y daños a propiedades inmuebles y vehículos.
En medio un barrio capitalino
En Villas Agrícolas todavía quedan los recuerdos de las ochos personas que fallecieron por una explosión que también fue provocada por una fuga de gas en Polyplas.
Las ondas expansivas del incidente que ocurrió en horas de la mañana retumbaron en otras zonas del Gran Santo Domingo, causando la destrucción de viviendas que dejaron a varias personas en las calles, que obligaron al Gobierno de entonces dirigido por el actual presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, a reconstruir parte de las casas afectadas.
Pero también la propia fábrica de plástico destinó un fondo especial con el que se indemnizó a los afectados de la tragedia que dejó marcas de quemaduras en cientos de personas y hasta provocó la suspensión de la docencia por unos días en centros educativos de la citada comunidad que también sufrieron daños por la explosión, como la escuela Palacio Escolar de España, y la Manuel Aurelio Tavárez, la cual tuvo que buscar apoyo psicológico para maestros y estudiantes.
A 23 años
Este año se conmemora el vigésimo tercer aniversario de otra detonación que sacudió a San Cristóbal, se trata de la explosión ocurrida el tres de octubre del 2000 en el almacén de municiones de la antigua fortaleza militar Antonio Duvergé, conocida como el Polvorín.
En declaraciones para diversos medios, el ministro de las Fuerzas Armadas de ese tiempo, José Miguel Soto Jiménez, señaló que en el depósito de armas y municiones del lugar, se originó un fuego por una cápsula en mal estado, que provocó que muchos de los proyectiles almacenados salieran desprendidos y quedaran depositados en el pavimento, aunque la mayoría no lograron estallar.
Pese a la cantidad de personas que se encontraban en la fortaleza que funcionaba como una cárcel que tenía a unos 1,000 presos recluidos, sólo se registró una muerte pero también hubo varios heridos y quienes vivían en los alrededores tuvieron que ser desplazados.
Explosiones que también han consternado
La mañana del martes 16 de febrero del 2016 también queda en la memoria de muchos residentes del sector Los Ríos, quienes tuvieron que salir de su casa por el fuerte estruendo que causó la explosión de una envasadora de gas que produjo tres muertes y llevó a 40 personas al hospital con heridas de gravedad. A inicios de marzo de ese mismo año, una estación de GLP volvió a encabezar los titulares de la prensa, por el siniestro de la planta Mariot Gas, de Santo Domingo Este, que ocasionó tres fallecidos. Mientras que en junio del 2009 la explosión de otra envasadora en San Isidro dejó 18 heridos.
Especialistas piden control para empresas
Para el doctor Jairo González, de la Sociedad Dominicana de Emergenciología, las empresas que manejan sustancias tóxicas deben de ser trasladadas a zonas periféricas porque son una amenaza para la población. Manifestó que por el crecimiento poblacional han quedado en lugares céntricos de ciudades que la convierten en un peligro para las personas. El presidente del Colegio Médico, Senén Caba, también considera que las autoridades deben revisar los protocolos de seguridad de las industrias para evitar incidentes.