A 59 años de la masacre del 9 de febrero frente al Palacio Nacional a un grupo de estudiantes durante una protesta pacífica, sobrevivientes del suceso reclamaron al Gobierno que se mantenga la lucha por una reforma educativa amplia y científica que garantice la no privatización y el compromiso de preservar la soberanía e independencia nacional.

Durante el tradicional acto de homenaje frente a la casa de Gobierno, justo donde ocurrió el ametrallamiento de los estudiantes que reclamaban la salida de las tropas estadounidenses el 9 de febrero de 1966 y el reconocimiento a las autoridades electas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en ese entonces, los sobrevivientes del hecho manifestaron que pasan los años y “el tableteo de las ametralladoras todavía” les llega a sus oídos y entrañas. Sostienen que las imágenes de grito, dolor y sangre no se borran de su conciencia.

“Aún sentimos el asfalto caliente en nuestros cuerpos, cuando caímos sobre la calle, buscando la protección contra los disparos a quemarropa. Aquel fatídico día, una inofensiva y pacífica masa estudiantil, reclamaba la salida de las tropas yanquis y el reconocimiento a las autoridades electas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo”, afirman.

Las víctimas

Durante el ametrallamiento, fueron baleados Miguel Tolentino, Antonio Santos Méndez, Amelia Ricart Calventi, Brunilda Amaral y Tony Pérez. Miguel y Antonio Santos fallecieron en el acto. Amelia, un mes después, y Brunilda y Tony quedaron para siempre en silla de ruedas. Ese día, más de cuarenta jóvenes fueron heridos, entre adolescentes y niños, que llenaron las emergencias de clínicas y hospitales.

Por la fecha, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) rindió homenaje también con el depósito de una ofrenda floral frente a la escultura de la Madre Nutricia, en la explanada de la alma mater de esa academia. La ceremonia fue encabezada por la vicerrectora de Extensión, maestra Rosalía Sosa.

‘’Hoy nos reunimos para honrar la memoria de aquellos valientes estudiantes universitarios y de educación básica, cuyas vidas fueron truncadas de manera injusta’’, expresó la vicerrectora.

Señaló que el domingo 9 de febrero se cumplen 59 años de aquel fatídico hecho donde estudiantes dominicanos reclamaban mejor presupuesto y entonando consignas alusivas como: ¡Cansados no, felices si, por el presupuesto nadie se cansa!.

Sobrevivientes del hecho, depositaron ofrenda floral frente al Palacio Nacional.

Hecho: un símbolo de resistencia popular

La vicerrectora de la UASD, Rosalía Sosa, recordó que ese hecho sucedió en el contexto de la lucha política y social tras la revolución de abril de 1965 y la intervención estadounidense al país.
“La masacre del 9 de febrero de 1965 se convirtió en un símbolo de resistencia popular y de alto costo que pagaron los estudiantes por ser solidarios y de exigir un mayor presupuesto para la UASD”, subrayó la académica y funcionaria universitaria.

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