Dominicanos ponen de manifiesto su fe y entregan sus peticiones y agradecimientos a la virgen de La Altagracia
En medio de demostraciones de fe y devoción, la República Dominicana conmemoró ayer el Día de Nuestra Señora de La Altagracia, virgen protectora del pueblo quisqueyano.
Entre cantos, oraciones, peregrinajes, vigilias y promesas, la Basílica de Higüey, que es donde se encuentra la imagen virgen, fue el escenario que concentró, como cada año, las actividades litúrgicas de la importante fecha que cada 21 de enero atrae a miles de dominicanos y extranjeros como una tradición para pedir o simplemente dar gracias.
Con duras críticas a la situación de los migrantes en condición irregular que se dedican a las actividades productivas y que están siendo deportados; a las precariedades del sistema y justicia; y a la cantidad anual de muertos por accidentes de tránsito, el obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, llamó al país a la acción durante la acostumbrada eucaristía que tuvo lugar en la Basílica de Higüey que contó con la asistencia del presidente Luis Abinader, la primera dama Raquel Arbaje, la vicepresidenta Raquel Peña, entre otros funcionarios y autoridades locales del este del país.
Al referirse al tema de los migrantes en el país, Castro Marte pidió a la virgen madre despejar dudas infundadas que, entiende, hay en el país con los migrantes en condición irregular, que en su mayoría son haitianos.
En sus palabras, monseñor afirmó que el ruido de una minoría “acomplejada y manipuladora” no representa el espíritu del pueblo frente a los migrantes, al sostener que actualmente impera una doble moral que no identifica a los ciudadanos, ni como dominicanos ni como cristianos.
Al resaltar que gran parte de la economía dominicana depende de la mano de obra o de la participación de los migrantes, Jesús Castro Marte llamó al país a buscar una salida jurídica y humanitaria a los contratos de los extranjeros, sobre todo a los que están en el campo, la hotelería y la construcción.
Aunque dijo ser defensor del pueblo dominicano, afirmó hay que tener sensibilidad con los que están produciendo y aportando a la economía dominicana y “tratar de dejar la hipocresía y la mentira” para buscar una salida a esta problemática y convivir con los extranjeros de otros países.
Más inversión para sistema justicia
Durante el acto litúrgico, en conmemoración a la festividad altagraciana, el obispo de la Diócesis Nuestra Señora de La Altagracia, apeló por una justicia más pronta y menos demorada, al afirmar que las salas de los tribunales y los jueces no dan abasto para impartir justicia. Refirió que la República Dominicana tiene un crecimiento económico brillante y que por tanto, debe manifestarse también en el sistema de justicia que necesita inversión económica.
Igualmente, abordó el tema de los accidentes de tránsito, haciendo énfasis de que las vías del país son una cita con la muerte, ya que cada año esta nación encabeza las estadísticas de muertes por esta causa. Por ello, hizo un llamado para que se busquen salidas para reducir este mal.
El religioso también apostó a que se aprieten enérgicamente las medidas de control de horario de expedido de bebidas y las que buscan darle un golpe a las sustancia controladas. “Que no le tiemble la muñeca a las autoridades para colocar en su lugar a colmadones y centros de diversión los que desafíen a las autoridades porque es insoportable el ruido y el caos”, expresó.
Durante la homilía, el obispo llamó, asimismo, a la clase política a unirse para propuestas sanas que contribuyan al desarrollo y a la prosperidad. Apostó a un nuevo liderazgo que favorezca la participación de las nuevas generaciones en el diseño y ejecución de nuevas iniciativas que impulsen a la Iglesia y a la sociedad.
Fieles veneran, piden y agraden
Desde la madrugada de ayer, largas filas de feligreses habían en las afueras de la Basílica de Higüey a la espera de un turno para tocar, venerar, y honrar la imagen de la virgen de La Altagracia que se encuentra en lo alto del altar de la catedral y aprovechar el momento para pedir por sus milagros o simplemente ofrecer sus agradecimientos por las peticiones cumplidas.
Carpas instaladas; personas sentadas y acostadas en colchonetas; pedigüeños que movían sus vasos o latas vacías para que les dieran limosnas, vendedores ambulantes ofreciendo diversos artículos a los visitantes como velones, rosarios, crucifijos, pulseras, cadenas y retratos con la imagen de la virgen, era lo que predominaba dentro y fuera del lugar.
Entre las filas miles de historias se escoden, como la de Mercedes Ortega Zorrilla, una señora de 75 años que cada año acude hasta la Basílica para honrar a la virgen. Sin embargo, para ella esta ocasión tiene un significado especial, debido a que se considera un milagro de Dios y la virgen. Su vivienda se incendió y se hizo cenizas el 14 de noviembre pasado. Todo ocurrió con ella dentro de su hogar cuando la estufa en la que cocía la cena explotó. “Todo se perdió, solo me quedó la ropa encima, pero quedé viva y eso es una cosa que hay que darle gracias a Dios. Yo sí creo en ella (en la virgen). Creo primero en Dios y después en ella, porque desde que nací estoy visitando aquí. Mi papá y mi mamá eran muy devotos de ella. Hoy tengo 75 años y mientras yo esté viva, no dejo de visitarla”, contó la dama que se hizo acompañar de su biznieta, una niña de 12 años que también pudo salir con vida de ese suceso.
Autoridades acuden a la eucaristía altagraciana
En la eucaristía estuvieron además del presidente Abinader, el expresidente Hipólito Mejía; los ministros, de Defensa, teniente general Carlos Antonio Fernández Onofre; de Interior y Policía, Faride Raful; la gobernadora provincial, Martina Pepén; el senador provincial, Rafael Barón Duluc Rijo (Cholitín); el director de la Policía Nacional, mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta y la alcaldesa del municipio de Higüey, Karina Aristy. También, los comandantes generales, del Ejército, mayor general Jorge Iván Camino Pérez; de la Armada de República Dominicana, vicealmirante Agustín Morillo Rodríguez y de la Fuerza Aérea, mayor general Piloto Floreal Suárez Martínez. Al término de la misa, el presidente Abinader, junto a la primera dama y la vicepresidenta subió al altar donde está colocada la imagen de la virgen de La Altagracia y luego se dirigió a la sacristía. Luego, estuvo en un almuerzo privado.