La senadora se ha destacado por su abogacía a favor de la protección del deporte femenino

El Congreso Nacional de la República Dominicana evalúa la posibilidad de penalizar la discriminación por sexo dentro del Código Penal. Esta oportunidad histórica representaría un paso significativo para la protección de toda la población de nuestro país contra la discriminación sexista. Alrededor del mundo, muchos países no solo contemplan esta conceptualización jurídica, sino que, a partir de los años 1970 y 1980, aprobaron piezas legislativas específicas que abordan sus implicaciones para la sociedad. En especial para elCaribe, compartiremos un conjunto de entrevistas a legisladoras y a políticas en cuyos países ya existen protecciones legales contra la discriminación por sexo. En esta primera entrevista, conversamos con la política Claire Chandler, senadora de Tasmania en Australia, quien se ha destacado por su abogacía a favor de la protección del deporte femenino.

Raquel Rosario Sánchez: Usted es una senadora de 31 años y representa a Tasmania en el Senado de Australia. ¿Cómo llega usted a la política?
Claire Chandler: Desde pequeña, siempre me interesó la política. Mi familia nos incentivaba a ver las noticias todas las noches y a cuestionar los acontecimientos en el mundo. Tanto mi mamá como mi papá son servidores públicos, pero nunca nos inculcaron posiciones ni preferencias políticas. Ambos se sorprendieron cuando terminando el bachillerato les dije que quería estudiar Ciencias Políticas y Derecho. Cuando llegué a la universidad, les informé que me uniría a un partido político y el que representa mis posiciones políticas es el Partido Liberal.

En esos momentos, el Partido buscaba proyectar más mujeres y yo trabajaba dentro de esos equipos. Mi trabajo consistía en diseñar estrategias para atraer más mujeres a posiciones de liderazgo dentro del partido. Eventualmente, alguien me dijo: “Claire, tú estás trabajando para que más mujeres lleguen al Parlamento, pero, ¿por qué no te postulas tú?” Fue en ese momento que decidí arriesgarme y postularme.

El Partido Liberal de Australia es un partido de centro-derecha. Existe un estereotipo que asume que las mujeres jóvenes en la política tienen que ser izquierdistas, pero usted rompe ese molde. ¿Por qué usted es conservadora?
Mi filosofía personal está alineada con las ideas del Partido Liberal. Por ejemplo, en lo que se refiere a la libertad de expresión, a las pequeñas empresas y el papel del Estado en el mercado. Pero reconozco que, en general, existe una percepción, y creo que es solo una percepción, de que los partidos de izquierda son partidos pro derechos de las mujeres, y para serte honesta, creo que eso es una falacia.

Su trayectoria demuestra que, en determinados temas, los partidos conservadores tienen algo que aportar a la lucha a favor de los derechos de las mujeres. ¿Dónde están los demás partidos políticos que alegan trabajar a favor de las mujeres?
A mí me sorprende que en Australia los partidos políticos de izquierda, en el mejor de los casos, no han querido involucrarse en el tema de los derechos de las mujeres basados en el sexo. Y en el peor de los casos, cierta membresía de los partidos políticos de izquierda es partícipe activa de categorizar todo lo que digo y lo que defiendo como intolerante y transfóbico, cuando no lo es en absoluto.

La realidad es que a mí me contactan mujeres de todo el espectro político apoyando mi defensa al deporte femenino. Desde todos los rincones de Australia, me di cuenta de que mujeres tradicionalmente progresistas, me comunicaban que ellas sentían que la izquierda política las había abandonado por completo en este tema. Como figura pública, cuando te encuentras con un problema como ese, constatas que se trata de algo que atraviesa barreras partidistas y que es un tema extremadamente importante que te obliga a asumirlo y por lo que vale la pena luchar.

¿Cómo usted se enteró del conflicto que existe entre los derechos de las mujeres basados en el sexo y las políticas de “identidad de género”?
Mi mandato como senadora comenzó el primero de julio del 2019. Y ese mismo mes, Sport Australia (la confederación australiana de deportes) firmó un conjunto de pautas de inclusión trans para el deporte, que definiría cómo todos los deportes en Australia deberían funcionar. Y esas pautas estipulaban que la inclusión en el deporte debería basarse en la identidad de género de una persona, no en base a su sexo. Inmediatamente Sport Australia firmó esas pautas, comencé a recibir una gran cantidad de correos electrónicos de la ciudadanía de Tasmania, a quien represento en el Senado, pero también de todo el país, con preocupaciones de la gente respecto a las consecuencias que tendrían, particularmente para las mujeres y niñas que practican deporte.

Australia es un país muy orgulloso de sus deportes. En los últimos cinco años, más o menos, hemos proyectado mucho a nuestras atletas y nos hemos asegurado de que nuestros equipos femeninos en todos los niveles, pero particularmente en el nivel de élite, participen en juegos que se televisen a nivel nacional, para generar interés en la población. Creo que existía una frustración generalizada en gran parte de la población respecto a estas pautas emitidas por Sport Australia, porque la gente entendía que estas socavaban todo el esfuerzo que hemos realizado respecto al deporte femenino.

¿Cómo se originaron estas pautas de Sport Australia?
Desde mi función como parlamentaria, he preguntado a esta confederación deportiva cómo desarrollaron estas políticas que, en efecto, definen nuestros deportes a nivel nacional, pero su respuesta es que el proceso de consulta fue a puertas cerradas. No me quieren decir, específicamente, qué grupos lobistas estuvieron involucrados.

Pero usted es una senadora. ¿Cómo es posible que no le quieran explicar cómo desarrollaron esa política pública?
Siempre que les he preguntado me dicen que su consulta se hizo en base a la confidencialidad. Para mí esto es inaceptable porque estas pautas respecto a los deportes, están siendo elaboradas y financiadas con los impuestos que paga la gente al Estado. A su vez, estos lineamientos están interpretando la ley de una manera que es completamente contraria a lo que la población quiere, que es proteger el deporte femenino.

Háblenos sobre la Ley de Discriminación por Sexo que opera en Australia desde el año 1984.
La Ley de Discriminación por Sexo fue diseñada originalmente para penalizar la discriminación en base al sexo, particularmente en lo que se refiere a la vida laboral. La estructura de estas leyes es prohibir la discriminación por sexo (por ejemplo, que a una mujer le paguen menos que a un hombre por realizar el mismo trabajo), al tiempo que protege un conjunto de “excepciones”, donde esta diferenciación sea necesaria para lograr un propósito legítimo, como la segregación en los deportes, en las cárceles, dentro de las casas de acogidas para mujeres escapando de violencia machista o en los baños.

En el 2013, el gobierno Socialista en coalición con los Verdes, cambiaron el significado de la Ley de Discriminación por Sexo. Anteriormente, la ley solo protegía contra la discriminación por sexo, pero su modificación impuso que, a partir de ese momento, también debía protegerse el género y la identidad de género.

El concepto de identidad de género alega que el sentimiento interno de una persona respecto a su sexo biológico, es más importante que la biología misma. Es decir, al introducir estos conceptos de manera paralela, esta coalición de izquierda lo que consiguió fue neutralizar la Ley de Discriminación por Sexo.
Exactamente. Y de ahí deviene gran parte del problema que tenemos a nivel nacional. Por ejemplo, las pautas de Sport Australia respecto al deporte asumen que la identidad de género de cada atleta debe ser priorizada como más importante que su sexo biológico en el deporte. Todo esto se origina con aquella modificación del año 2013.

Esta modificación legalizó que atletas varones que se identifican como mujeres puedan competir en equipos deportivos para mujeres. Pero aparte de ese punto, ¿qué opinión le merece la discriminación por sexo como concepto legal?
Las leyes contra la discriminación por sexo son necesarias para proteger los derechos de las mujeres particularmente, y de toda la población en general. Existen razones genuinas por las cuales tenemos en Australia una Ley de Discriminación por Sexo en donde se reconoce que existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres y que existe una variedad de ámbitos en las políticas públicas donde esa diferencia debe ser tomada en consideración. Por ejemplo, la manera en la que abordamos el acceso de las mujeres al deporte, o a espacios segregados por sexo como las cárceles, las casas de acogida y la investigación científica, etc.

¿Usted lamenta posicionarse públicamente a favor de los derechos de las mujeres?
Para nada. Pienso que estoy luchando por algo extremadamente trascendental, que también es importante para muchísimas personas. Ahora bien, yo entiendo perfectamente que algunas mujeres tengan miedo de entrar al debate, porque hablando desde mi experiencia, el abuso y la intimidación que he recibido es horrendo, así que sé que este tema es difícil.

¿Usted siente que ha recibido más apoyo o más rechazo por parte de la población?
Muchísimo más apoyo. Es incomparable. El rechazo viene de una minoría bastante bullosa, y a veces es difícil, porque la intimidación es intensa, pero cuando tienes de tu lado feministas, padres y madres, maestras, doctoras, atletas, gente progresista y también conservadora apoyándote, te sientes acompañada.
Personas de todos los estratos sociales y provenientes desde una diversidad de contextos demográficos en nuestra comunidad, están preocupados por la erosión de los derechos de las mujeres basados en el sexo, y el impacto negativo de las teorías de identidad de género en los derechos de todo el mundo. Es bastante evidente que la mayoría está en contra de estas políticas.

¿Qué usted le diría a una muchacha interesada en las políticas públicas o que quisiera meterse en política? ¿Cuál sería su mensaje para las mujeres jóvenes?
Cuando surjan las oportunidades, levanta la mano y di que sí. Creo que las mujeres debemos tener confianza en nosotras mismas y en que se escuche nuestra voz. La realidad es que tienes que estar sentada en la mesa donde se toman decisiones claves. Y ese siempre ha sido el enfoque de mi carrera política: que cuando surja una oportunidad para participar en esa mesa, tienes que decir que sí, y confiar en que lo que tienes que decir es importante y que mereces ser escuchada. l

Pensamiento
Mi filosofía personal está alineada con las ideas del Partido Liberal. Por ejemplo, en lo que se refiere a la libertad de expresión, a las pequeñas empresas y el papel del Estado en el mercado”.

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