Santiago. “Los ladrones nos tienen como tienda, aquí no se puede dejar nada de valor, ya que penetran por cualquier lugar y cargan con lo que quieran”, precisó Karina Saldaña, secretaria de la Escuela de Sordos en esta ciudad.
Este año la escuela ha sido víctima de al menos cuatro robos, que han incluido nueve abanicos, los alambres eléctricos y el dinero de la venta de su pequeña cafetería. Para cometer sus fechorías, los ladrones han quitado ventanas, hojas de zinc, han roto candados y desprendido plafones.
Sobre la situación también habló la directora del centro educativo, Delfina Hidalgo, quien dijo que no tienen un guardián y que en ocasiones los vigila uno que da servicio a otra empresa. Sobre el último robo ocurrido el pasado martes por la noche, explicó que los malhechores desmontaron una ventana de la cocina y penetraron a la escuela.
Hidalgo también aprovechó para llamar la atención sobre la precariedad con que opera ese centro, debido a que no cuenta con ninguna subvención del gobierno, aunque dijo que los maestros sí son facilitados por el Ministerio de Educación. Sin embargo, reconoció que sobreviven gracias a la colaboración de instituciones y empresas, como el colegio La Salle, D, Clase, Cooperativa La Altagracia, Águilas Cibaeñas y otras.
Actualmente la escuela de sordos cuenta con 155 alumnos, a los que educan desde el nivel inicial, desde los tres años en adelante, hasta el primer ciclo de secundaria. A partir de esta capacitación entonces tratan de buscarles cupo en otros centros educativos. También funcionan como escuela vocacional, ya que imparten cursos de belleza, peluquería, costura, cocina, entre otros.
Desde hace 50 años, la Escuela Nacional de Sordos en Santiago está ubicada en la avenida Juan Pablo Duarte, en la que fue la casa de guardia del dictador Rafael Leonidas Trujillo. A pesar de la precariedad del centro, Hidalgo exhorta a los padres a que inscriban a los hijos que tienen esta discapacidad, ya que tienen la mejor disposición de ayudarlos a superarse.