Manuel Aurelio Tavares Justo (Manolo) llegó a “las escarpadas montañas de Quisqueya” haciendo honor a un discurso que sustentó a lo largo de su vida y basado en dos principios: el sacrificio y el altruismo, aunque su pasión no le dejó ver que su lucha estaba irremediablemente condenada al fracaso.
El planteamiento lo hace el doctor Manuel Matos Moquete en su libro “Manolo, Caamaño y El Moreno: discurso y acción”, en el cual analiza la narrativa en torno a las vidas de los héroes Manuel Aurelio Tavares Justo (Manolo), Francisco Alberto Caamaño Deñó y Maximiliano Gómez (El Moreno).
Según Matos Moquete, a Manolo, máximo dirigente del Movimiento 14 de Junio y quien murió sublevado en 1963 en Las Manaclas, le faltó estrategia y “bajar el sentido martiriológico de su existencia”, y por eso su derrota fue inminente.
Señala que Manolo, Caamaño y El Moreno se guiaron por el idealismo duartiano. Quizás pasaron por alto, que en la lucha por el poder, las personas suelen guiarse más por su egoísmo, sacrificando sus principios y no tanto por el altruismo.
Observa que la lucha armada desde las montañas tenían el fin de derrocar al gobierno de Joaquín Balaguer y enfrentar al imperialismo norteamericano, pero pasaron por alto que Balaguer era un enemigo sagaz, guiado por las estrategias de Octavio Augusto, César Borgia, el Príncipe de Maquiavelo o Napoleón.
En ese sentido, sostiene que a Manolo, Caamaño y el Moreno le faltó estrategia a estos héroes y bajar el sentido martiriológico de su existencia.
Sobre Manolo, Matos Moquete destaca su formación religiosa, heredera de su familia católica.