Corresponde a las nuevas generaciones la oportunidad de asumir el desafío de adecuar la estructura y procesos en las organizaciones políticas a la tecnología digital.
Esa responsabilidad de los jóvenes debe hacerse acompañar de la experiencia y sabiduría política de las generaciones que les anteceden. Se trata de una conjugación, porque es válido aquello de que lo nuevo nace de lo viejo y en lo nuevo se mantiene lo viejo.
Pero las nuevas generaciones se han apoderado rápido y en forma masiva de la tecnología digital; no así, en las generaciones anteriores las cuales son análogas.
Se puede apreciar el distanciamiento entre las generaciones anteriores y los jóvenes de hoy en el uso de medios electrónicos y digitales.
Si se desea comprender ese distanciamiento generacional, los más adultos que les pregunten a sus hijos el manejo de celulares inteligentes, de las tabletas o el PC. A su vez, si son los jóvenes que toman la iniciativa de comprobar que pregunten a sus padres el uso de esos medios digitales. Podrá comprobarse, entre ambas situaciones, la brecha generacional.
La revolución tecnológica separa las generaciones en forma dramática, como ocurrió a finales del siglo XVII, momento que inició en Inglaterra la Revolución Industrial; aquella vez se pasó de la producción de bienes y servicios artesanales, hechos a manos, a la incorporación del vapor para mover los medios de producción. Ese hecho fue el origen decisivo del desarrollo británico, la independencia de las trece colonias norteamericanas que dieron origen a los Estados Unidos de Norteamérica y a la Revolución francesa.
Hoy se vive una nueva revolución, la del conocimiento, la ciencia y la tecnología. Su dinámica es mayor que la Revolución Industrial; esa dinámica se manifiesta en todas las actividades de la sociedad. La renuencia de las generaciones más adulta a utilizar esos avances, las alejan de los más jóvenes; además de incapacitarla para dirigir a los partidos políticos, puesto que si hay un medio organizado obligado a asumir imperiosamente está Revolución digital son los partidos políticos, por ser los que desarrollan las sociedades desde el Estado.
La incompatibilidad luce como un conflicto generacional. Sin embargo, se requiere conciliar esta brecha generacional, porque los conocimientos acumulados se deben aprovechar. Los avances son innegables; basta por ejemplo, ver la operatividad de la ciencia médica, la cual ha logrado un desarrollo asombroso aplicando instrumentos científicos digitales en los procedimientos de salud. Lo mismo se ve en las construcciones, en las industrias, en los medios de comunicación, en el manejo de vehículos, artefactos domésticos, etc..
Los partidos políticos están en la obligación de realizar en sus senos una reingeniería para incorporarse a esta Revolución del conocimiento, la ciencia y la tecnología. La reingeniería no es más que el diseño de los procesos a aplicar, cambiando de manera rápida y radical las políticas, sistemas y estructura organizacional; optimizando su funcionalidad.
Aplicar reingenieria es deshacerse de los medios convencionales y abrirse a los cambios. Es crear lo nuevo, sin desperdiciar el valor de lo anterior; significa ir en la búsqueda de nuevos procedimientos que arrojen mejores resultados. Reingenieria partidaria es crear procesos que agreguen valor.
La necesaria reingenieria es adecuar estructura y funcionalidad partidaria a los instrumentos tecnológicos y de participar en el debate político desde las redes sociales l