La marca de la sociedad

Joseph Stiglitz, premio nobel de economía decía: “Nuestras dificultades actuales son el resultado de políticas erróneas. Hay alternativas, pero no vamos a encontrarlas en la autocomplacencia de las élites, cuyos ingresos y carteras de acciones&#823

Joseph Stiglitz, premio nobel de economía decía: “Nuestras dificultades actuales son el resultado de políticas erróneas. Hay alternativas, pero no vamos a encontrarlas en la autocomplacencia de las élites, cuyos ingresos y carteras de acciones se han disparado de nuevo. Parece que sólo algunos tengan que ajustarse a un estándar de vida más bajo de forma permanente y, por desgracia, esos pasan a ser la mayoría de la población”.
A pesar de que es justo reconocer que en los últimos veinte años la República Dominicana ha crecido y progresado en algunos aspectos, no es menos cierto que dichos cambios no nos han permitido construir una sociedad como la que nos gustaría dejar como herencia a las generaciones que nos siguen.

Por generaciones, nuestros políticos, distraídos por otros intereses, no han logrado dictar políticas ni llevar a cabo soluciones para erradicar los principales problemas que agobian a las mayorías. Pero, por otra parte, también por años, la llamada sociedad civil ha optado por mirar en otra dirección y se ha mantenido ajena al devenir de la nación.

Hoy, ante signos preocupantes, por fin se levantan voces. La delincuencia, la impunidad, la falta de institucionalidad, la desatención a necesidades básicas, la ostentación de riquezas mal habidas en medio de la pobreza extrema, son algunas de las razones que tienen crispada a la ciudadanía hoy en día, y más aún son causa del surgimiento del llamado “Movimiento Verde”.

Incluso, en algunos medios de comunicación han atribuido a declaraciones del sector empresarial, donde refieren que movimientos como estos pueden sembrar divisiones y que se corresponden con agendas extremas buscando capital político.

Los empresarios apostamos siempre a la estabilidad, sin permanecer ajenos al sentimiento de malestar que en algún momento pueda sentir la población, ya que somos parte de la misma, y los reclamos de cambio deben ser del interés de todos, gobernados y gobernantes, procurando el bienestar social, siempre de forma ordenada y respetando las leyes.

La base de la protesta verde no es provocar una insurrección, ni cambiar el sistema ni el Gobierno. El interés, es que se aplique la ley y se lleven a cabo los procedimientos establecidos en nuestra constitución.

Es más, en sus inicios importantes voceros y ministros del Gobierno apoyaron la misma, entendían que no pasaría de una pequeña protesta de las que estamos acostumbrados y que de alguna forma pronto pierden su impulso. Sin embargo, al ver el apoyo de una parte importante de la ciudadanía han querido restar importancia a la misma.

Es muy común que los que ostentan el poder pierdan el sentido de la realidad, porque están rodeados de acólitos que les confirman a diario que todo marcha de maravillas. El momento requiere acercarse a conversar con los electores, sin poses fingidas, a escuchar sus problemas, para dedicarse a buscar y ofrecer soluciones. Soluciones que no busquen votos, sino promover el desarrollo genuino de las clases necesitadas.

No es momento de etiquetar las respuestas y opiniones como sediciosas, como contrarias al Gobierno o contra unos ministerios en particular.

Aprovechemos la coyuntura que vivimos y lo sano del Movimiento Verde para construir la sociedad que queremos.

Hay que dar el frente a las áreas donde los recursos son mal manejados y se irrespeta la ley. Que nuestro país no se reconozca como paraíso para los delincuentes. El fin de semana pasado vi en televisión una serie llamada “Billions”, que trata sobre los manejos turbios de los grandes capitales en los Estados Unidos. Me dio vergüenza que se mencionara que uno de los grandes millonarios tenía su fortuna escondida en República Dominicana, donde además contaba con una gran villa en uno de nuestros polos turísticos. Otras series presentan a los dominicanos como narcotraficantes e ignorantes.

Es momento de unirse para que nuestros estudiantes no obtengan las peores calificaciones en las pruebas estandarizadas; para que dejemos de ser uno de los países donde se producen más embarazos entre las adolescentes.

Que sin importar las banderías políticas, trabajemos para tener un tránsito más organizado, para que dejemos de aparecer en las estadísticas como uno de los países con mayor índice de accidentes automovilísticos.

Que nuestras autoridades y nuestros políticos se dediquen a definir políticas claras sobre aspectos vitales para el desarrollo del país, tales como la política migratoria, el fortalecimiento del sistema de seguridad social.

Que nuestros partidos políticos, en vez de dedicarse, igual que los peloteros, a cambiar de equipo por lograr mejores contratos, hagan aportes al fortalecimiento de nuestra democracia.

Sólo así, tendremos una sociedad justa e inclusiva, regida por leyes claras, respetadas por todos. No dejemos pasar el momento.

Que la marca de nuestra sociedad sea de respeto, el manejo pulcro de los recursos, una nación que hace cumplir sus leyes migratorias, que invierte adecuadamente los recursos de la educación y que los primeros en dar ejemplo acatando las leyes, sean nuestros legisladores y funcionarios.

Eso más que el éxito de los verdes, será el de un país que busca mejorar las condiciones de todos los dominicanos.

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