El liderazgo político visto desde la concepción de Juan Bosch

El próximo 30 de junio se celebra el 108 aniversario del natalicio del Profesor Juan Bosch, por lo cual queremos compartir con los lectores de esta publicación quincenal, algunas reflexiones sobre este gran Maestro de la Política Dominicana.

El próximo 30 de junio se celebra el 108 aniversario del natalicio del Profesor Juan Bosch, por lo cual queremos compartir con los lectores de esta publicación quincenal, algunas reflexiones sobre este gran Maestro de la Política Dominicana.En el contexto de los liderazgos políticos latinoamericanos y caribeños, Bosch se vincula con una modalidad de conducción y liderazgo de gran trascendencia, la cual se fundamentaba en tres aspectos: primero, en el desarrollo de un cuerpo teórico-ideológico que define el tipo de partido al cual aspiraba y los principios, valores e ideales en los que se fundamenta su concepción; segundo, en la búsqueda de una formación continua entre sus seguidores, basada en un programa de formación y educación política, que combinado con una práctica política orientada cuidadosamente fundamentara su acción política; y tercero, en la capacidad de institucionalizar su pensamiento en organizaciones político-partidarias con fuerte base popular.

La referida concepción de liderazgo y de poder lo llevó a fundar los dos partidos más grandes con los que ha contado República Dominicana, el Revolucionario Dominicano (PRD) y el de la Liberación Dominicana (PLD).

En este sentido, lo que distingue a Bosch de la mayoría de los líderes contemporáneos y no contemporáneos de la región es su fuerte compromiso, no sólo con valores y convicciones ideológicas que asumió, sino en las normas y reglas que rigen esos valores. Esta cuestión lo hace un líder democrático que se separa de los métodos paternalistas y clientelares tan extendidos.

Su liderazgo se configuró sobre la base de un pensamiento teórico e ideológico fundamentado en fuertes concepciones morales. A diferencia de los liderazgos cimentados fundamentalmente en figuras carismáticas y discursos populistas, Juan Bosch supo mantener una coherencia de pensamiento intachable a lo largo del tiempo y en relación con sus acciones públicas.

Hay que destacar que para describir el pensamiento teórico, ideológico y los valores morales de Bosch, ligados estrechamente a su concepción y visión sobre los partidos políticos, es preciso indicar que ninguno de los aspectos de su pensamiento se puede separar de los valores, principios y convicciones que jugaron un papel fundamental durante toda su vida.

Indudablemente que si hay una cualidad incuestionable en la conducta de Bosch es, precisamente, su actitud intransigente frente a cualquier acción que contradijera sus principios morales; porque mostró con sus acciones y sus palabras que la conciencia moral jugó en él un papel decisivo como ser humano y político. Estos lo llevaron siempre a actuar con un alto sentido de responsabilidad consigo mismo y con la sociedad, desarrollando una vida fecunda en la lucha por la conquista del bien, la verdad y la justicia.

A esos valores también deberían sumarse la solidaridad, los democráticos y los humanos. Asimismo, el patriotismo se configura como un valor especial en la vida del líder, ya que se constituyó en un referente nacional en la defensa de la soberanía y en la lucha por la libertad de la República Dominicana. En el caso del patriotismo, lo concibió como uno de los valores esenciales en la configuración de las naciones democráticas y soberanas del mundo.

En él política no se circunscribe al discurso político ni a las alocuciones en los medios de comunicación, sino que se expresa a través de su valiosa y abundante obra en el ámbito de las Ciencias Sociales, la política y la literatura; pero sobre todo mostrada con hechos con su ejemplar vida de patriota, líder político y escritor.

Para Bosch, el ejercicio de la democracia y la ciudadanía pasa necesariamente por la educación y la formación en valores donde el Partido se convierte en el instrumento que articula la conciencia ético-social, con la acción comprometida de los ciudadanos y las ciudadanas, por la transformación de la realidad.

Coherente con ese pensamiento sobre la educación, al relacionarlo con la actividad política, podría decirse que la concepción de Partido en Bosch es una construcción histórica, del más alto contenido ético, político y social, reveladora de una visión que concibe la conciencia del ser como el ejercicio más pleno de la condición humana, garante de la libertad y la dignidad, en la cual su amplia visión sobre la educación juega un papel de especial relevancia.

Por eso entendía que “un partido político era el producto de la sociedad en que se halla, pero al mismo tiempo no puede dedicarse sólo a las tareas de cada día, sino que entre sus obligaciones está la de contribuir al desarrollo de la sociedad en la que actúa, y tiene que prepararse para ver con claridad no sólo lo que sucede en torno suyo sino además prever lo que sucederá para evitarlo si está llamado a ser dañino, o acelerarlo si está llamado a serle útil al pueblo”.

Un aspecto fundamental en la concepción de Bosch acerca del partido es el rol que éste debe jugar en la organización y conducción del pueblo. Considera que el pueblo no debe hacer por sí mismo lo que el partido debe hacer por servirle al pueblo, en tanto el partido representa al pueblo y actúa en el campo político para servir al pueblo, y hace en ese campo lo que el pueblo no puede hacer.

Señala, además, que no hay que preocuparse por el Partido mientras esté bien dirigido, es decir, mientras no engañe o confunda al pueblo mantendrá su autoridad moral sobre él, y autoridad moral quiere decir política, de manera que a quien hay que organizar y hacerlo de tal manera que lo lleve a desarrollarse políticamente es al pueblo, sostiene enfáticamente.

Bosch nos aporta las claves necesarias para convertir la política, y por ende el trabajo de los partidos, en una práctica de servicio, que requiere capacidad para entender la realidad y actuar para transformarla.

Un partido organizado no sólo como un modelo de educación para la participación política, sino como una fuerza, que al llegar al Estado, fuera capaz de construir una sociedad democrática, con gran sensibilidad social y especial dedicación para el trabajo al servicio del pueblo.

Es justamente la elevación de su propio estado de conciencia, construida en base a su profunda capacidad analítica y de observación, unida a su sensibilidad ético-social, lo que lleva a Juan Bosch a asumir el estudio de los procesos sociales como el punto de partida necesario para la creación de la conciencia social y política, que le permitiría contribuir a que los dominicanos y las dominicanas pudieran alcanzar el camino de la democracia entendida ésta como desarrollo humano pleno, dentro del más sagrado ejercicio de la soberanía y la libertad individual y colectiva.

Además, su visión profunda del papel que juega la conciencia política en la construcción de la identidad y el imaginario social de los pueblos, lo hizo asumir el magisterio ético-político como el medio que le permitiría ayudar a la creación de una conciencia histórica colectiva.

Bosch, como historiador, estudió la realidad dominicana y vivió esa realidad desde la posición en que se encontró. Vivió tanto su objeto de estudio que no se le escapaba ningún detalle del comportamiento del dominicano, en especial de ese sector llamado pequeña burguesía.

El conocimiento de la idiosincrasia del pueblo dominicano lo llevó a ser un maestro del realismo social en literatura y en política. Su pensamiento social y de humanista ha quedado profundamente vinculado a la interpretación de nuestra realidad social e histórica.

En estos tiempos convulsos que viven América Latina y gran parte de los países del mundo y, en especial República Dominicana, la figura de Bosch se redimensiona cada día porque su conducta patriótica, cívica, honesta y valiente lo reafirman como símbolo de la dignidad y de la libertad.

Se hace evidente que toca a los pueblos caribeños y latinoamericanos vigilar la práctica política actual, evitando caer en desviaciones que puedan ser tan dañinas que nos alejen de nuestra tarea fundamental. El populismo, el grupismo, el clientelismo y la demagogia son deformaciones que cada día habría que enfrentar, si queremos ser útiles al pueblo, afirmaba Juan Bosch.

El presente que vivimos los dominicanos es una evidencia clara de que tenemos pasado, de que hubo hombres y mujeres que como Juan Bosch pensaron en este hoy que estamos transitando, que se preocuparon y entendieron en su tiempo que tenían, al igual que nosotros y nosotras, un compromiso histórico, social y económico con la República Dominicana y los ciudadanos y ciudadanas de nuestra media isla. Sería importante que reflexionemos en esta perspectiva, si realmente queremos que el PLD siga siendo la esperanza del pueblo dominicano y cuente con su confianza para la construcción de un mejor futuro para todos y todas.

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