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A raíz de las protestas desarrolladas en universidades de Estados Unidos en señal de apoyo al pueblo palestino por la guerra en Gaza ya suman más de 2.400 los detenidos. En este balance, que contempla los disturbios suscitados desde el 18 de abril, se identificó a varios sujetos que no eran estudiantes de los respectivos centros educativos así como a 50 profesores.
La mayoría de éste último grupo se sumó a las manifestaciones en apoyo a sus alumnos y en defensa a la libertad de expresión en las instituciones aunque se han registrado casos de algunos comprometidos con la causa.
Dos de ellos son Annelise Orleck y Steve Tamari, ambos de 65 años. La primera, judía, fue reducida y maniatada por los agentes de seguridad en la Universidad de Darmouth, en Nueva Hampshire, mientras que el segundo, un palestino-estadounidense, fue arrestado durante una manifestación en la Universidad Washington, en San Luis, Misuri. Ambos estaban grabando las protestas con sus celulares al momento de la detención.
“Fue como una invasión armada. Había una línea de policías antidisturbios con cascos y porras. Jamás había visto nada parecido”, comentó Orleck.
Por su parte, el director de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios, Isaac Kamola, sostuvo que si bien sus arrestos se volvieron “virales” y atrajeron gran atención, no debe olvidarse que estos hechos se engloban en una situación aún mayor, previa a las protestas, de amenazas reiteradas a la libertad académica.
“No se ven los momentos más sutiles, cuando un profesor es retirado de la enseñanza o se lo sanciona en un proceso arbitrario. Los profesores no saben con seguridad qué pueden y qué no pueden decir” y se sienten “tremendamente vulnerables”, reflexionó.
A pesar de estas declaraciones, que se replicaron en quejas similares en universidades de todo el país, esta semana continuaron los operativos antiprotestas. Este miércoles, la Policía desmanteló el campamento instalado en el campus de la Universidad George Washington.
Algunas personas, exactamente 33 según el informe oficial, fueron detenidas por negarse a abandonar las instalaciones.
En un posterior comunicado, la Policía Metropolitana indicó que “apoya el ejercicio pacífico de los individuos de sus derechos bajo la Primera Enmienda” pero se vieron obligados a actuar ante la persistencia de la protesta, que no cesó con los intentos de los rectores por “aliviar las tensiones”.
Inclusive, el periódico GW Hatchet, apuntó que los agentes habían dado “su tercer y último aviso a los manifestantes para que se retiraran a las 03:30 hora local, indicando que quienes permanecieran en el patio y el tramo de la calle H, frente a la plaza, serían arrestados”.
Por su parte, desde la Universidad sostuvieron que “están comprometidos con la protección de los derechos de los estudiantes (pero) el campamento ha evolucionado en una actividad ilegal con participantes que han violado directamente numerosas normas de la universidad y reglamentaciones municipales”.
En ese mismo sentido se pronunció también, días atrás, el presidente Joe Biden, quien sostuvo que si bien “la disidencia es esencial para la democracia”, ello “nunca debe conducir al desorden”. “No somos una nación autoritaria donde silenciamos a la gente o aplastamos a la disidencia pero tampoco somos un país sin ley. Somos una sociedad civil y el orden debe prevalecer”, declaró en repudio a las acciones violentas de los manifestantes.