Los órganos políticos de la oposición siria han comenzado este domingo a trazar las líneas maestras de un futuro político para el país tras la caída de la dinastía Al Assad tras medio siglo de mandato con puño de hierro con intenciones más o menos coincidentes a pesar de la rivalidad que les separa.
Las dos entidades más destacadas son la Coalición Nacional Siria (CNS), una alianza de grupos de oposición formada en el exilio tras el levantamiento de 2011 contra Al Assad, y el Gobierno de Salvación Nacional, considerado a todos los efectos el brazo político del grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham, rival de la CNS.
Este domingo, el presidente de la CNS, Hadi al Bahra, ha propuesto un período de transición de 18 meses en el país, incluidos seis meses para redactar una nueva Constitución. Al Bahra también ha recomendado la “ampliación de la coalición que dirige” para recabar apoyos dentro de Siria, teniendo en cuenta que la CNS está reconocida por EEUU y sus aliados pero su respaldo dentro del país es muy limitado (sobre todo en la comunidad kurda, que considera a la coalición un instrumento de Turquía, su enemigo declarado).
En cualquier caso, Al Bahra ha asegurado a la cadena CNBC Arabia que su intención es la de restaurar el Estado de Derecho, y de aplicar, en el momento en que arranque el proceso de transición en concordia con los países vecinos, “un programa de justicia transicional y reconciliación nacional, incluidos mecanismos de rendición de cuentas bajo un poder judicial imparcial e independiente.
El llamado Gobierno de Salvación, la extensión política de los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham, se ha pronunciado casi exactamente en los mismos términos a pesar de la rivalidad que enfrenta a ambos grupos. En un comunicado nada más anunciar la presencia de sus fuerzas en la capital, Damasco, el Gobierno de Salvación ha prometido que “la nueva Siria será un Estado de Derecho que garantice dignidad, justicia e instituciones que reflejen las aspiraciones del pueblo sirio”.
“La liberación de Siria representa el comienzo de una nueva fase de reforma económica. Estableceremos prioridades para desarrollar sectores vitales, crear oportunidades de empleo y fomentar las inversiones nacionales e internacionales”, ha indicado.
“La siguiente etapa requiere una reconciliación social integral basada en la justicia y la rendición de cuentas. Trabajaremos para abordar los efectos del pasado a través de mecanismos transparentes destinados a lograr una paz duradera y restaurar el tejido social”, ha remachado.
El líder del HTS, Abú Mohamed al Golani, ha abundado en estas ideas durante su paseo triunfal de este domingo por Damasco, que ha culminado en la gran mezquita de los Omeyas, en pleno centro de la ciudad y considerado como el cuarto sitio más importante para el islamismo tras las mezquitas de la Meca y Medina (Arabia Saudí) y la Cúpula de la Roca de Jerusalén.
“Esta victoria marca el inicio de una nueva historia para toda la umma (nación) islámica y para toda la región”, ha afirmado ante sus simpatizantes en un discurso recogido por BBC Arabia.
El líder yihadista, objeto de las suspicacias internacionales dada la proximidad de la organización, en sus orígenes, a la red terrorista Al Qaeda, aprovechó para acusar a Al Assad de haber convertido a Siria en “una finca para las ambiciones iraníes” -el HTS es un grupo suní, rival de la república islámica chií, aliada estratégica de Al Assad- y de propagar “el sectarismo y la corrupción”.